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viernes, abril 26, 2024

Diversión y peligro: morteros cuestan un salario mínimo y matan como una granada

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CORTÉS, HONDURAS. Tradicionalmente, y a lo largo de décadas, en Honduras, al igual que en otros países del mundo, la Navidad y el Año Nuevo se reciben con pólvora: petardos, pirotecnia y fuegos artificiales.

A los niños les encanta, disfrutan de las conocidas y aparentemente inofensivas «estrellitas». También de los «volcanes», «diablitos», «mariposas», «trompos» y «luces de bengala».

Ahora bien, quienes están un poco más grandes se divierten estallando «cuetes», y dicen que los buenos son los «caballo rojo». Además, que «entre más grandes mejor porque suenan más fuerte».

«Prohibición»

En Honduras, las principales ciudades prohíben la comercialización de pólvora para fines de recreación en las fiestas de diciembre, como San Pedro Sula y la capital, Tegucigalpa; sin embargo, en más de 250 municipios no existe tal prohibición.

Usted puede encontrar lo de siempre, luces destinadas a que los más pequeños de la casa puedan divertirse sin «ningún peligro».

Para los que dicen ser «niños grandes» también hay, aunque, según expertos, podría ser peligroso si no se manipula con cuidado: morteros, metralletas, triángulos, baterías y bombas.

Uno de los morteros más potentes a la venta, pero no el más grande.

A pesar de esto, algunos padres los compran o dejan que sus hijos los compren «porque sin ‘cuetes’ no hay navidad», dicen ellos.

Cada año en la zona norte, principalmente en San Manuel, La Lima y El Progreso, extendiéndose a lo largo de muchos kilómetros en la carretera, hay carpas en las que se comercializan estos productos, a las que cualquiera, excepto si es menor de edad, puede llegar y comprar lo que desee.

Pero cada vez es más sorprendente y, preocupante, lo que puede verse en esas tiendas improvisadas.

Actualmente se comercializan petardos que parecen ser auténtica dinamita, con una altura de hasta más de un metro y diámetro de 15 centímetros.

«Peligroso, sí, pero hay que vender lo de la temporada para poder comer»

TIEMPO Digital se movilizó al sector de San Manuel y La Lima, Cortés, para platicar con algunos comerciantes de pólvora y conocer sus puntos de vista respecto al tema.

En primer lugar, varios confirmaron que, en efecto, años atrás estos explosivos no tenían las dimensiones que tienen hoy en día, pero que esto se debe a la demanda de los compradores.

La comercialización ilegal de pólvora se castiga con el decomiso del producto y 20,000 lempiras de multa.

«Si los siguen comprando van a sacar aún más grandes», dijo uno de ellos, quien solicitó no revelar su nombre.

Asimismo, dijeron que, aunque son conscientes que estos gigantescos morteros pueden ser peligrosos, ellos, siendo comerciantes, deben buscar vender lo que está de moda, según cada temporada.

«Los otros días del año buscamos vender lo que haya, esto solo es por ahorita; ni modo», dijo un hombre que tiene varios años comercializando pólvora cada navidad a la orilla de la carretera que conduce a El Progreso, Yoro, en La Lima.

«No se le vende a niños, ni siquiera estrellitas»

Foto tomada en La Lima, carretera hacia El Progreso, Yoro.

No obstante, la responsabilidad está ante todo para estos hondureños luchadores que solo buscan trabajar para sobrevivir.

Cuando se les consultó sobre si a los menores de edad se les puede vender pólvora, todos dijeron que eso está terminamente prohibido.

«Es cuestión de responsabilidad, aquí no se les vende ni siquiera una estrellita. Más bien, a hacer rótulos vamos ahorita, que digan que no le vendemos a niños, para que ya los papás sepan. Aquí no se le vende al menos que venga con un adulto», comentó una mujer.

Cabe señalar que, pese a esto, la mayoría de atenciones por quemaduras en los distintos centros asistenciales del país es a niños. En otro muy pequeño porcentaje se atiende a jóvenes adultos.

¿Y a cuánto los venden? Una familia podría comer durante un mes con el precio de una «metralleta»

Luego de haber visto la gran cantidad de cohetes exhibidos, se les consultó sobre los precios de los mismos, el de los más grande, los más llamativos.

Por increíble o absurdo que parezca, el precio al público de algunos fuegos están cerca e incluso alcanzan al salario mínimo actual, que es de casi 9,000 lempiras; 8,910.71, para ser exactos.

«¡Ja! Ay, si usted supiera lo que son capaces de pagar algunos por estos», dijo un joven señalando una «metralleta» que, según él, tiene un longitud de cuatro cuadras: el precio a pagar por ella es 6,000 lempiras.

La «metralleta», tradionalmente es la última en encenderse, hasta que el reloj marca las 12:00.

Canasta básica

SÉPALO: El costo mensual de la canasta básica alimenticia es de 8,366.05 lempiras, según se desprende del informe de la Dirección General de Salarios
de la Secretaría de Trabajo.

La canasta básica está conformada por 30 productos de consumo. La Secretaría de Desarrollo Económico (SDE) sostiene que los alimentos que más consume la mayoría de la población hondureña son carne de pollo sin menudo, pescado, tajo y costilla de res.

Además, queso fresco, mantequilla, leche fluida, leche en polvo y jugo natural. Entre las verduras destacan papa, repollo, tomate, chile dulce, cebolla y yuca.

Otros alimentos de consumo masivo son los huevos, frijol rojo, arroz, tortilla de maíz, azúcar, café y salsa de tomate.

También hay que sumar a la lista sal, pan molde, manteca, aceite vegetal, plátanos y banano.

DATO: Si se compara el salario mínimo vigente en Honduras, con el costo mensual de la canasta básica alimenticia mensual, el salario mínimo cubre el 94% del valor.

Pero ese no es el producto de mayor valor, según comentaban los vendedores, hay incluso de hasta 12,000 lempiras, como es la caja de luces de 200 disparos exportada desde China, lo que supera el salario mínimo. Y sí, hay personas que están dispuestas a pagar ese precio.

«Prohibirla la encarece»

Pero el alto valor tiene una razón de ser, según explicaron los vendedores, y es que el hecho que la pólvora esté prohibida en algunas ciudades del país hace que ésta se encarezca.

«Como está prohibida es más difícil traerla, porque en Tegucigalpa, San Pedro Sula o Cofradía la pueden decomisar, entonces hay que pagarle a alguien de confianza que la venga cuidando, o sea, con un guía. Entonces, claro, así es más cara porque la venden de contrabando», expresaron algunos.

«Venga, pase, aquí tiene para escoger».

¿Peligrosos? Comparables con una granada militar

Posteriormente, TIEMPO Digital platicó con un ex militar de apellido Perdomo, quien tiene un amplio conocimiento sobre explosivos y comparó la fuerza de un mortero con la de una granada de mano.

En palabras de él, «fácilmente, una persona que esté a 30 metros a la redonda del impacto una granada de fragmentación básica, muere por las esquirlas que esta produce. Hace un cráter de 4 metros».

No obstante, señaló que la capacidad explosiva de un mortero no se compara con la de una granada, aunque ambas explosiones, dependiendo de la distancia, pueden matar.

«Es que no es el mismo tipo de pólvora. Ahora, un mortero de los más grandes definitivamente puede mutilar e incluso matar, pero todo depende de la distancia a la que uno se encuentre y dónde se reciba la detonación», explicó el ex militar.

«Morteros grandes, pequeños y las luces que parecen inofensivas, todo es peligro»

Finalmente, el comandante del Cuerpo de Bomberos de San Pedro Sula, Alberto Varela, opinó sobre el tema y fue claro al decir que no importa la dimensión ni el tipo de pirotecnica, porque «todo es peligroso si no está en un ambiente controlado».

«A veces un silbador, aparentemente inofensivo, puede causar un incendio. Lo mismo una estrellita, un volcán o lo que sea», señaló.

Debido a eso, explicó que como bomberos piden a la población «cero pólvora». Además, que esto «causa un gran y negativo impacto ambiental».

Luego, Varela puso como ejemplo los múltiples caso de niños a los un mortero de pequeñas proporciones les ha cercenado los dedos de una mano o, el caso más reciente, el de una niña que un cohete le destruyó parte de su lengua.

«Cuando yo estuve en Copán, no recuerdo si fue el año pasado o antepasado, pero uno de esos grandes le dio vuelta a un carro cuando estalló», dijo el bombero. «Si tienen la fuerza para hacer eso, imagínese lo que pasaría si explota al lado de una persona», concluyó.

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