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sábado, abril 27, 2024

Día del Maestro Hondureño

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El déficit en educación en Honduras es conmovedor y es el más elevado del continente americano. Ese indicador explica primordialmente la causa de nuestra pobreza, que, como todo el mundo sabe, abarca al 80 por ciento de la población hondureña.

De acuerdo con un Informe de Desarrollo Humano, no queda duda tal  situación, cuya perspectiva de agravamiento luce irrebatible, pese a los masajes informativos de la propaganda oficial. Apenas el 2,0 por ciento de los pobres logra ingresar a las aulas universitarias. De ese insignificante porcentaje la mitad, más o menos, no logra coronar la carrera.

En cambio, el 40 por ciento de la población de mayores ingresos económicos consigue el acceso a la educación superior en un 38,5 por ciento. Asimismo, el porcentaje de éxito final es mucho mayor que el de los pobres en un rango de 70 por ciento.

Esa enorme brecha se amplía si consideramos la dificultad de la mayoría los egresados del nivel superior de conseguir empleo en una sociedad done prevalece la solidaridad elitista y la discriminación política-sectaria, sin consideración al mérito profesional, que deja a los marginados prácticamente sin opción. Solamente el 7,0 por ciento, además, obtiene anualmente trabajo.

Ese es, por supuesto, uno de los motivos sobresalientes de la fuga de talento hacia otros países, principalmente a Estados Unidos, o sea una migración humana que se nutre de la clase media, media-baja y pobre, afianzándose de esta manera la estructura de la pobreza en nuestro país.

Sobre el tema migratorio debe tomarse en consideración el hecho de que la fuga de talento y de fuerza de trabajo hacia el extranjero viene a ser doblemente perjudicial, aunque se crea que, por un lado, contribuye a aliviar la presión social sobre el empleo, y, por el otro, a remediar el desequilibrio económico en virtud de las remesas.

Es un doble espejismo porque, en el primer caso, el de la presión sobre  el empleo, más bien entroniza el estancamiento de la producción y la volátil economía especulativa, y, en el segundo caso, las remesas contribuyen a estabilizar la situación de inequidad en el pago de los impuestos, de 37,8 por ciento para la población de menor ingreso y de 16,4 por ciento para los ricos.

Lo que vemos en la punta de la pirámide educativa, se hace más lamentable si bajamos hacia la base: a partir del tercer ciclo de educación primaria, solo el 25 por ciento de los jóvenes pobres egresa del sistema de educación media.
Es buen momento para reflexionar acerca de la educación, base del futuro de nuestra juventud y del desarrollo integral de Honduras, hoy que celebramos el Día del Maestro Hondureño.

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