TEGUCIGALPA.- Devis Leonel Rivera Maradiaga, narcotraficante de alto rango en el cartel de Los Cachiros, relata en su testimonio ante el Tribunal de Nueva York cómo fue hasta la casa de Pepe Lobo para abrazarlo después de haber ganado las elecciones.
Según el testimonio, en la reunión estuvieron presentes Juan Gómez, exdiputado de Colón (asesinado en el 2015), Óscar Nájera (actual diputado por el Partido Nacional) y por supuesto, Devis Leonel Rivera Maradiaga y el -por aquel entonces- nuevo y flamante presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa.
Poco tiempo después de elegido Pepe Lobo como presidente de Honduras, Rivera Maradiaga viajó hacia Tegucigalpa.
El fallecido Juan Gómez fungió como enlace entre Los Cachiros y el presidente.
Al llegar, el narco confeso llamó inmediatamente a Gómez, quien lo citó en el Hotel Plaza San Martín de Tegucigalpa.
En una habitación de ese hotel se encontraba Gómez y el diputado Óscar Nájera. Luego de un breve encuentro se trasladaron a la casa de Pepe Lobo.
DEVIS RIVERA.- «Yo mismo, Juan Gómez, Óscar Nájera, fuimos a la Residencia del presidente en el barrio de El Chimbo».
Ahí se daría una escena digna de una película o serie de narcos: el abrazo de un presidente con un narcotraficante.
DEVIS RIVERA.- «Llegamos a su casa, entramos donde estaba el presidente. Empezamos a estrecharle la mano. Nos abrazamos unos a otros».
DEVIS RIVERA.- «Él estaba feliz porque había ganado las elecciones. Lo abrazamos y empezamos a hablar con él».
El propósito oscuro de la reunión
Una vez terminaron los abrazos, empezaron los negocios.
De acuerdo al testimonio de Rivera Maradiaga, la reunión se dio para amarrar contratos de agencias gubernamentales hondureñas.
Con todo gusto, el expresidente habría hasta aconsejado al narcotraficante sobre la ruta a seguir.
FISCAL.- ¿Cuáles fueron algunas de las cosas que dijo sobre el gobierno?
DEVIS RIVERA.- «Me aconsejó, me dijo que creara compañías porque él iba a adjudicarnos contratos del gobierno para pagarnos a cambio de los sobornos que le habíamos dado por su campaña».
El trato fue, entonces, que el presidente solventaría la obtención de contratos por parte de los narcotraficantes a cambio de haberle financiado su campaña política.
