El futuro de la democracia y las elecciones, aquí y allá

0
1016
¿Quién fue el ganador del primer debate?

 

Rodolfo Pastor Fasquelle.
Rodolfo Pastor Fasquelle, historiador.

No todo –felizmente- depende del gobierno, que no existe para sí, sino para servirnos a quienes estamos aquí afuera, tratando de trabajar, milpear. Igual la tecnocracia reaccionaria que la burocracia comunista son deformaciones cancerosas.

Pero las decisiones de la administración pública nos permiten prosperar, o no, a todos juntos o a unos pocos. Nadie escapa a los errores de su gobierno. Y no hay seguro contra el mal gobierno. Por eso, en EUA como en otros países desarrollados, la ciudadanía atiende con seriedad a las elecciones con las que -si no definimos– al menos incidimos en la definición del gobierno, participa con su propio dinero o con voluntariado en las campañas, cuyos equivalentes aquí son una chabacanada escenificada por políticos panyaguados, activistas pagados y masas de miserables acarreados,

Allá con criterio, los gremios y medios endorsan o adversan candidatos. Lo habrán hecho otros o lo harán y un editorial del periódico USA Today, ayer declara que Donald Trump no esta capacitado para la presidencia. Vale,

En América Latina hemos tenido muchas malas experiencias con la democracia y elegido a muchos demagogos incapaces y ladrones. Los candidatos han tenido que pactar con el diablo antes de ser viables. Muchos -que llegan al poder mediante elecciones libres- devienen dictadores.

Y atribuíamos esas malas experiencias a la debilidad de la ciudadanía, a la prevalencia del interés creado, la manipulación de los procedimientos por poderosos carteles y a la ignorancia e ingenuidad del electorado.

De manera que nos hemos resignado a que tendremos que pasar por un proceso evolutivo de reforma para limitar esos carteles, educación de los electores, en general y educación política y empoderamiento ciudadano.

Confiábamos en algunos ejemplos preclaros. Ahí estaban -para contradecir el pesimismo- los casos vigentes de Chile, Uruguay y Costa Rica. El mismo proceso político en El Salvador inspiraba la idea de que clausurada una etapa histórica de resistencia violenta, se podrá avanzar por la vía de la democracia electoral. Venezuela avanzó. A su par, en estos días, acaba de dar un paso gigantesco adelante, Colombia.

La esperanza radicaba en esa proyección a futuro. En la posibilidad de una maduración cívica, con una serie de mejoras en la calidad de la democracia, que tendría que ser mientras tanto una promesa. Una etapa a alcanzar en un proceso.

Alguna vez yo mismo me atreví a expresar que, de la misma manera en que es crucial para el desarrollo económico, una escolaridad promedio de más de diez años, ese nivel educativo resultaría estratégico para el desarrollo y catalizaria sistemas políticos confiables. Aun si era deprimente comprobar que estábamos lejos de ese umbral especulativo. Hoy tenemos, sin embargo, varias contra instancias notables que inspiran nuevas dudas. Escepticismo y desanimo.

En Honduras, Paraguay y Brasil los ciudadanos no pudimos recién detener los golpes de los parlamentos corruptos. Ha habido después otras varias elecciones importantes que tienen que inspirarnos una duda con respecto a la idea de que, la democracia evoluciona. Ha sido sorprendente la elección de presidentes tan mal calificados como Peña Nieto y Macri en La Argentina y México, paises con mayor avance educativo.

Y no solo somos los latinoamericanos. Antes en la milenaria Italia tuvimos repetidamente en el gobierno a un Berlusconi al que felizmente hundieron sus propios excesos.
La elección del Brexit en la Gran Bretaña, que amaga con retroceder la tan beneficiosa integración y las elecciones vascas y catalanas que pudieran dar al traste incluso con la integridad nacional de España son síntomas.

Obama fue un hiato. Los mismos EUA han tenido hace poco un par de presidentes que aunque fueron extraordinariamente populares como Ronald Reagan o George Bush Jr. también fueron inadecuados.

Culpen si quieren a la cultura del entretenimiento. No se si Trump va a perder la elección general que se avecina. ¡Ojala! Todavía esta a su alcance. Y lo insólito de la situación actual sin embargo es que careciendo D. Trump de moral y de cualquier calificación o de la preparación necesaria para el cargo, con un temperamento tan volátil y una mentalidad tan parroquiana hubiese llegado tan cerca de obtener la Presidencia del país más poderoso de la tierra.

Especialmente, cuando la alternativa Sra. Clinton es fruto de una conspiración partidaria y un prospecto lamentable. Aunque le lleva a Trump la ventaja de entender que hay un mundo afuera de EUA, tampoco lo entiende bien Hillary. Como dice Trump, no tiene el carácter para gobernar, se deja influenciar fácilmente. Neurótica y vulnerable, uno puede casi predecirla. (Ha hecho daño aquí y allá y seguro hará daño de nuevo.)

Trump es un sicótico. Absolutamente impredecible y uno se pregunta ¿como pudo nominarlo el partido aristocrático y apoyarlo más de un 40% de la población de un país con elevado índice de escolaridad y avance tecnológico? La dupla en esa elección resulta sintomática del malestar de la democracia estadounidense y universal en los albores del siglo XXI.
Hay que enfrentar estas fallas profundas de la democracia electoral en el mundo y el siglo. Profundizar en las causas. La manipulación mediática, la falta de formación cívica en esas escuelas estadounidenses en las que se ha dejado por ejemplo de enseñar la historia porque se la considera irrelevante, la nueva desconexión entre culturas y civilizaciones distintas… Y Vislumbrar las alternativas. (Ahí acaba de estar Bernie Sanders, uno de los mejores de todos los tiempos que adelantó mucho con sus aspiraciones aunque no ganó.) Hoy los periódicos se espantan de Trump, pero ayer eso mismos sabotearon a Sanders, el mejor.
Le puede interesar: James Nealon: Políticas hacia Honduras cambiarán muy poco post elecciones

La presidencia de EUA no es omnipotente, ni siquiera ha sido siempre capaz de prevalecer sobre el propio Ejecutivo, pero es la oficina pública potencialmente más poderosa del planeta.
Del uso malo o virtuoso de ese poder depende en el corto plazo el destino de la especie y del planeta. Al punto que debe permitirsenos a todos expresarnos sobre este dilema. Nada ha dicho Trump que indique que usaría ese poder para resolver los problemas de fondo que nos aquejan. Pero ha declarado que NO vacilará en usar su poder letal. Dios nos guarde.
Trump es simplemente el peor como dicen allá, es perder, perder.

Hillary es el mal menor. Que pena. Ojala la democracia estadounidense vuelva producir gobernantes que hagan lo conducente con ese poder, que nos inspiren y le devuelvan a ese país su liderazgo en la lucha por una democracia ejemplar, por una convivencia respetuosa en la comunidad de las naciones y el respeto de los hombres y mujeres libres del mundo.