Redacción. Este viernes, la presidenta de la República de Honduras, Xiomara Castro Sarmiento, asumió como presidenta pro tempore de la Comunidad de América Latina y los Estados del Caribe (Celac), en el Caribe, donde hizo hincapié en la importancia de la paz y la cooperación regional.
La primera mandataria hondureña arribó ayer jueves por la noche a la isla de San Vicente y las Granadinas, para asistir este viernes a la VIII Cumbre de la Celac.
Según manifestó, uno de sus objetivos es promover la unión de los 33 Estados que conforman la comunidad, creada en 2011.
Durante su discurso, Castro expresó su honor al asumir la presidencia pro tempore de la Celac y reafirmó su compromiso con la paz y la estabilidad en América Latina y el Caribe.
Xiomara comenzó su intervención saludando a los presentes, destacando su compromiso como «digna representante de la resistencia hondureña».
La presidenta recordó que este año se cumple el décimo aniversario de la proclamación de América Latina y el Caribe como zona de paz, ratificada en la segunda cumbre de la Celac en La Habana, Cuba.
«A pesar de todas las dificultades que vivimos hemos logrado mantener nuestra costumbre histórica de ser una zona libre de conflictos armados. Hoy debemos de ratificar nuestro compromiso que nunca un pueblo de América Latina y el Caribe usará la violencia contra un país hermano».
Además, explicó que la «diferencia de los países de este bloque debe de resolverse entre nosotros mismos, sin intromisiones externas».
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«Alzar la voz»
Para Castro, la paz va más allá de la ausencia de conflictos; implica justicia, memoria y verdad, así como el derecho de niños a la educación. «La paz es terminar con el hambre; que es la peor forma de violencia», externó.
En ese sentido, enfatizó que la paz en la región debe basarse en los principios de soberanía nacional y libre determinación de los pueblos. «Debemos fomentar la amistad, la cooperación y el intercambio de nosotros», agregó.
Para terminar, Xiomara recordó el legado de la activista hondureña, Berta Cáceres, quien se convirtió en un símbolo de resistencia y defensa de los derechos de los pueblos indígenas en Honduras y en toda América Latina.
«América Latina debe de alzar su voz y hacer foco de las palabras de nuestra compañera mártir, la líder indígena Berta Cáceres… Despertemos humanidad, ya no hay tiempo», concluyó.
