Redacción. Como cada año, un fenómeno tan insólito como fascinante volvió a sorprender a los habitantes del Centro Poblado, en el departamento de Yoro, al norte de Honduras.
Durante el domingo y lunes pasados, tras una intensa tormenta, los pobladores recogieron decenas de peces esparcidos por el suelo, en lo que se conoce tradicionalmente como la «lluvia de peces».
Este curioso evento natural, que desafía la lógica y ha captado la atención de medios internacionales, ocurre regularmente entre mayo y junio, aunque sin una fecha fija.
Los residentes de la zona, familiarizados con el suceso, se mantienen atentos al cielo en la temporada de lluvias intensas, en espera de este fenómeno único.
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Entre misterio y fe popular
Múltiples teorías y estudios se han realizado sobre las posibles causas de la lluvia de peces en este sector del país.
Desde el ámbito científico, las hipótesis más aceptadas apuntan a fenómenos meteorológicos extremos, como trombas marinas, tornados o vientos verticales capaces de succionar peces desde ríos o lagunas cercanas y trasladarlos por el aire hasta tierra firme.
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Sin embargo, algunos expertos dudan de la posibilidad de que estos eventos puedan transportar peces por largas distancias hasta Yoro. La situación alimenta aún más el misterio.
En contraste, muchos habitantes consideran la lluvia de peces una bendición divina. Es motivo de celebración, dando lugar a festividades religiosas, comidas comunitarias y una expresión viva del folclore local. Los peces recolectados, generalmente pequeños y plateados, son considerados un manjar.