REDACCIÓN. El influencer hondureño Rudi Mejía ha decidido extender una mano amiga a Teresa, una anciana de 89 años que vende tortillas en Comayagüela para ganarse la vida.
Mientras conducía por Zonal Belén, Rudi se detuvo al ver a doña Teresa sentada en un banco a la orilla de la calle, ofreciendo sus tortillas en una canasta. Conmovido por la situación, Rudi inicialmente le regaló 500 lempiras, un gesto que emocionó a la señora.
Ella compartió que vende las tortillas para ayudar a su nieta, y que tiene un hijo que actualmente está desempleado.
A su avanzada edad, Teresa sufre de un tumor en el cuello que le impide estar mucho tiempo de pie. A pesar de ello, la señora sigue vendiendo con animo su producto.
Al enterarse de esto, Rudi no dudó en darle otros 500 lempiras para que pudiera comprar las medicinas necesarias para su tratamiento. Teresa, por su lado, le dio las gracias a Rudi y aseguró que iría pronto a comprar sus medicinas.
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Rudi Mejía no se detuvo ahí. Utilizando su influencia en las redes sociales, hizo un llamado a sus seguidores para que se unieran a la causa y donaran dinero para ayudar a Teresa. Los interesados pueden abocarse a las redes sociales del joven, donde aparece como El Rudi, y hacer su donativo.
Otra ayuda de Rudi
Don Eliseo, un abuelito de 71 años que vende helados para subsistir, ha visto su vida transformada gracias a la generosidad de Rudi Mejía, un periodista e influencer hondureño que le extendió la mano.
Cuando Rudi se encontró con don Eliseo y escuchó su historia, decidió actuar. El tiktoker le compró al señor todo el helado restante y lo regaló a los niños locales, aliviando el ajetreado día que tuvo don Eliseo.
Además, le entregó 2,500 lempiras en efectivo para ayudarlo económicamente. Y es que el señor le contó que le trabaja a otra persona, a la que le tiene que entregar 400 lempiras de tarifa, quedándose él únicamente con 150 lempiras de ganancias diarios.
Pero la ayuda de Rudi no se detuvo ahí. Al ver las condiciones, Rudi entendió que dándole un nuevo carrito y una hielera iba a ayudar a que el señor trabajara por sí solo. «Lo único que queremos es que nadie se aproveche de él, ya que tiene 71 años», explicó Mejía.