Redacción. Hace muchos años que las siglas AMG convierten a cualquier elegante Mercedes en un modelo de carácter radical. Pero la variante que acaba de lanzar de departamento más extremo de Mercedes pone al SUV GLC en la órbita de los súper deportivos vestidos en traje de fin de semana, es decir, de SUV.
Version Edition 1
Se trata de los GLC 43, que se presenta como híbrido ligero, y del y GLC 63 S E Performance, en este caso híbrido enchufable. Todavía no conocemos los precios pero que podrían partir de tarifas cercanas a los 100.000 euros cuando lleguen al mercado (puede que a finales de 2023) en su versión Edition 1.
Ambos cuentan con un motor AMG de cuatro cilindros 2.0 con turbo que monta en la planta de Affalterbach un operario cualificado, cuya firma aparece después en el propulsor. Se trata de un motor con inyección de dos etapas que por primera vez en un modelo de serie incorpora un turbocompresor eléctrico, en este caso integrado en el propio eje del turbocompresor y alimentado por un sistema de 48 voltios que le permite girar a velocidades de hasta 175.000 rpm.
Motor eléctrico de 204 CV
Tanto una como otra versión cuentan además con un motor eléctrico de 204 CV situado en el eje trasero, donde también se ubican una transmisión eléctrica de dos velocidades y un diferencial trasero de control electrónico.
De esta forma, el GLC 43 es capaz de entregar 421 CV y 500 Nm de par que le permiten lucirse pasando de 0 a 100 en 4,8 segundos, aunque no tanto en una velocidad limitada de forma electrónica a 250 km/h. Y mucho más poderoso es el GLC 63 S E Performance, que con 680 CV y 1.020 Nm de par puede rodar a 275 km/h (también con limitación electrónica) y necesita solo 3,5 segundos en pasar de 0 a 100.
Herencia de Fórmula 1
Para la batería del modelo más potente los expertos de AMG se basaron en la tecnología de las baterías que emplea el equipo Mercedes-AMG Petronas de Fórmula 1, así que ya podemos hacernos una idea de su tecnología. Se trata de una unidad de 6,1 kWh con tecnología de 400 voltios y 560 celdas que puede ofrecer 80 kW de potencia continua y un pico de potencia de 150 kW durante 10 segundos.
No es una batería enfocada hacia una utilización ecológica. De hecho, no cuenta con un modo que permita al conductor del GLC mantener al máximo la autonomía, que se queda en un máximo de 12 kilómetros. Pero tampoco esperábamos otra cosa en dos variantes que hacen de las altísimas prestaciones su bandera.
Como en un deportivo
Aunque aun no los hemos podido conducir, ya sabemos que en la firma alemana se han esmerado para que al conductor se le olvide que está a los mandos de un SUV, y más bien sienta estar a los mandos de un deportivo de pura raza con tracción total.
El sistema Performance Hybrid Drive contribuye a ello permitiendo que el motor eléctrico funcione con un par motor muy elevado, porque, en caso de ‘exceso’, dicho motor es capaz de controlar el deslizamiento de una rueda mediante un control inteligente, lo que hace casi innecesaria la intervención del control de tracción.
Con estabilizadoras activas
Además, el sistema de AMG Ride Control que equipan ambas versiones incorpora un sistema de amortiguación que se adapta de forma independiente e instantánea a cada rueda, en función del modo de conducción que hayamos seleccionado. Y esto se compensa de serie en el GLC 63 S E Performance con unas estabilizadoras activas que se encargan de que el coche tome las curvas sin apenas inclinaciones de la carrocería, lo que contribuye a elevar su velocidad de paso por curva.
También se ha contemplado la incorporación de serie en ambas versiones de un eje trasero direccional que permite un giro de hasta 2,5 grados en las ruedas traseras para maniobrar, y de hasta 0,7 grados en curvas de alta velocidad. La velocidad a la que pasa de girar en sentido contrario a hacerlo en el mismo sentido que las delanteras depende de la velocidad, pero también del modo de conducción elegido en el sistema AMG Dynamic Select, que permite cinco opciones para el GLC 43 y ocho para el GLC 63.
Y, cómo no, también prometen una enorme eficacia, además de una espectacularidad estética envidiable, unos enormes discos perforados (de 390 mm de diámetro delante y 370 detrás en el más potente), con pinzas de seis pistones en el eje delantero bien visibles a través de los radios de las llantas de 21 pulgadas.