León Lewkowicz, uno de los sobrevivientes de Auschwitz-Birkenau, uno de los campos más grande y emblemático del holocausto, llevó la antorcha al Jardín Conmemorativo del Vel d’Hiv como parte de los actos previos a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París.
El complejo Auschwitz estuvo formado por diversos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi. Allí se encerró y asesinó cientos de miles de judíos, que además eran obligados a realizar trabajos forzosos durante el periodo de la segunda guerra mundial.
Ahora en los Juegos Olímpicos de París 2024, cuando los atletas israelíes reciben múltiples amenazas de muerte, la participación de León fue una chispa de luz y esperanza para los judíos de todo el mundo. Además, Para Lewkowicz, este acto resultó un momento culminante en el que cumplió un sueño de toda su vida.
Sobre su vida
León nació en Lodz, Polonia, en 1930. Cuando tenía diez años lo enviaron al gueto de Varsovia y cuatro años más tarde, a los 14, fue deportado a Auschwitz-Birkenau.
Milagrosamente logró sobrevivir al campo y a la Marcha de la Muerte. Llegó a Francia en junio de 1945. Tenía 15 años y pesaba sólo 33 kilos.
Demacrado pero emancipado, estaba decidido a crearse una nueva vida. Todavía no sabía cómo, pero se prometió a si mismo que nunca más se dejaría vencer por estar aterrorizado y que le dijeran judío sucio.
León fue uno de los 426 niños (junto a Elie Wiesel y Meir Lau) que ingresaron en la OSE, Œuvre de secours aux enfants, una sociedad francesa de ayuda a los niños judíos. Allí conoció a Maurice Brauch, un entrenador de atletismo que organizaba competencias internas.
Maurice también había sobrevivido a los campos y le enseñó a León gimnasia y a levantar pesas. León aprendía rápido y muy pronto logró hazañas increíbles, como llevar a una niña en el aire con el brazo estirado.
Hacer ejercicio era una ocupación saludable y una evasión mental del pasado. Además, le servía para desarrollar resiliencia y la fuerza física y mental que necesitaba para sobrevivir. León sentía que si lograba ser fuerte, nadie podría volver a hacerle daño.
Con gran determinación, el joven levantaba pesas constantemente. A los 19 años se convirtió en el hombre más fuerte de Francia y en 1955 se convirtió en campeón de Francia en levantamiento de pesas. En ese momento no pudo participar en los juegos Olímpicos porque todavía no era ciudadano francés. Además, soñaba con llevar la antorcha Olímpica.
Un sueño hecho realidad
A los 94 años su sueño se volvió realidad y su vida cerró un círculo cuando marchó con la antorcha desde la estación de metro de Bir-hakeim hasta el Jardín Conmemorativo de Vel d’Hiv. Este jardín conmemora los 4.000 niños parisinos que fueron asesinados en Auschwitz. El jardín conmemorativo se encuentra en el Vel d’Hiv, el Velódromo de Invierno, que fue escenario de una redada masiva de 13.000 judíos, entre ellos 4.000 niños, que fueron enviados al infierno para ser entregados a la máquina asesina nazi. Al desfilar por este infame lugar con una antorcha en la mano, León reavivó el fuego de la venganza: la venganza de la vida.
Una multitud de espectadores llegó a apoyarlo y lo recibieron con un aplauso estruendoso. Entre el público había empleados de la OSE y niños en situación de riesgo de la organización sin fines de lucro «la Maison Shatta y Bouli Simon de Laversine».
Su antorcha simbolizaba la paz, la unidad y el espíritu deportivo. León la llevó con orgullo, sirviendo como un faro de luz para todos los judíos del mundo.