Conozca el «secreto» que tendría enfrentado a Trump y al FBI

Tanto el director del FBI, Christopher Wray, como el Departamento de Justicia se opusieron a la publicación del documento.

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WASHINGTON. Poco después de recibir la “luz verde” de la Casa Blanca, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes divulgó este viernes el polémico “memo de Nunes”, que acusa a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de abusar de sus poderes de vigilancia al investigar la intromisión de Rusia en las elecciones de 2016, atizando la controversia.

El documento de cuatro páginas, desclasificado hoy, describe una serie de lapsos o fallos del FBI. Esto, en las etapas iniciales de la investigación sobre la injerencia electoral de Rusia en 2016, por motivaciones políticas.

Trama de espionaje

Entre sus cinco puntos, el documento acusa al FBI de violar la ley federal “FISA” cuando obtuvo un permiso judicial en octubre de 2016. Este habría sido para espiar a un asesor de la campaña presidencial de Trump, Carter Page.

Aunque sin aclarar que la información que tenía provino de Christopher Steele, un ex-espía británico a sueldo de una empresa vinculada con los demócratas.

Steele, un ex-espía del servicio de inteligencia MI6 a cargo de asuntos rusos, fue durante muchos años fuente del FBI y recibió $160,000 de la firma legal Perkins Coie y de la empresa Fusion GPS. Estos, recibieron fondos de la campaña presidencial de la demócrata Hillary Clinton y del Comité Nacional Demócrata (DNC).

El documento también destaca los mensajes de textos intercambiados entre el agente del FBI, Peter Strzok. Además de su amante, una abogada de la agencia, Lisa Page, en los que ambos “demostraron un claro prejuicio contra Trump y a favor de Clinton”. Esta también había estado bajo investigación.

Nunes, que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, preparó el documento con información proveída por el Departamento de Justicia. El Comité aprobó la difusión del documento sobre líneas partidistas el lunes pasado; pero sólo esperaba la venia de Trump para hacerlo oficial.

Motivaciones políticas

En 2016, Nunes trabajó como asesor de la campaña presidencial de Trump, lo que levanta sospechas de los demócratas. Los mismos consideran de que actuó por motivaciones políticas para desprestigiar la investigación del FBI; a cargo del fiscal especial, Robert Mueller.

Tanto el director del FBI, Christopher Wray, como el Departamento de Justicia se opusieron a la publicación del documento, alegando que éste tenía muchas omisiones y sería perjudicial para la seguridad nacional.

“Tenemos graves preocupaciones sobre las omisiones de hecho que fundamentalmente impactan la precisión del memo”, dijo el miércoles el FBI en una declaración escrita.

El subfiscal general, Stephen Boyd, envió una carta a Nunes en la que también advirtió de que sería “extraordinariamente imprudente” divulgar el documento.

Pero Trump desoyó las advertencias, convencido de que la divulgación mostraría lo que siempre ha sostenido: que el FBI actuó de forma sesgada en su contra.

El presidente de la Cámara Baja, el republicano Paul Ryan, dijo en un comunicado que, a su juicio, el documento claramente demuestra que la solicitud del FBI se apoyó en un “documento político financiado por opositores políticos de un candidato para tomar decisiones” de contrainteligencia.

“Me alegra que este memo ayuda a dar más transparencia, y reitero mi apoyo para que se divulgue el memo de la minoría (demócrata) una vez que sea limpiado debidamente de todas las fuentes y métodos de inteligencia. Es crítico que nos centremos en acciones específicas y actores específicos, y no usemos este memo para impugnar la integridad del sistema judicial y del FBI, que continúan rindiendo servicio con honor al pueblo estadounidense”, enfatizó Ryan.

El documento de Nunes no refuta ninguno de los datos y testimonios que ha recabado el FBI. Como parte de su investigación, que hasta ahora ha logrado la presentación de cargos de cuatro funcionarios. Todos pertenecientes a la campaña presidencial de Trump.

Campaña de “desprestigio” del FBI y posible crisis

Los demócratas, que no han logrado divulgar su propio documento de diez páginas para refutar los argumentos de Nunes. De inmediato condenaron la divulgación del documento secreto, al afirmar que se trata de un esfuerzo de los aliados republicanos de la Casa Blanca. Esto sería para desprestigiar la investigación del FBI.

Para los demócratas, el problema central es que los republicanos parecen investigar a los investigadores. Esto para restar hierro a la investigación liderada por el fiscal especial, Robert Mueller; para determinar si hubo o no colusión entre la campaña de Trump y el gobierno de Moscú.

Patrañas y más

El presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez, calificó el memo como una “farsa” cuyo objetivo es “desacreditar” la investigación de Mueller. Y subrayó que “el pueblo estadounidense merece saber la verdad acerca de los vínculos de Trump con Rusia; y si intentó obstruir la justicia para evitar que esa verdad salga a la luz”.

“Queda claro que Trump y sus secuaces en el Congreso harán todo lo posible para desacreditar esta investigación; incluso si eso significa poner en peligro nuestra seguridad nacional. No podemos permitir que sea socavado nuestro sistema de justicia para servir a sus intereses políticos partidistas. Nadie está por encima de la ley”, puntualizó.

Mientras, el liderazgo demócrata en ambas cámaras del Congreso envió hoy mismo una carta a Trump. En la que le advirtieron que no utilice el documento de Nunes “como pretexto para despedir” a Mueller. Asimismo al jefe de éste, el subfiscal general, Rod Rosenstein, que supervisa la investigación.

Si se atreve a hacerlo, eso “se consideraría un intento por obstruir la justicia; y desatar una crisis constitucional jamás vista desde la llamada Masacre de Sábado por la Noche”.

De octubre de 1973, enfatizó la carta firmada por una decena de legisladores demócratas; liderados por Nancy Pelosi en la Cámara Baja, y Chuck Schumer en el Senado.

Esa “masacre” se refiere a que el 20 de octubre de ese año, el entonces presidente Richard Nixon ordenó el despido del fiscal especial, Archibald Cox. Este, a su vez provocó la renuncia del fiscal general, Elliot Richardson. Así como el de su “número dos”, William Ruckelshus, en medio del sonado escándalo de “Watergate”.