«Killer Frank», uno de los «peores criminales» se libra de la pena de muerte

Un error de procedimiento en el juicio contra Frank Kalil Becerra llevó a la Suprema Corte de Justicia de California a revocar la sentencia que en 1997 envió al corredor de la muerte a ese conocido pandillero de la 18th Street, encontrado culpable de un doble homicidio.

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La pandilla 18th Street es una de las más añejas de Los Ángeles.

LOS ÁNGELES. Cuando Frank Kalil Becerra fue sentenciado a la pena de muerte el 31 de octubre de 1997 al ser encontrado culpable de doble homicidio, la fiscal de distrito que llevó el caso, Elizabeth Ratinoff, lo calificó como “uno de los peores criminales» que conoció a lo largo de su carrera. Ahora, casi 20 años después, unos errores de procedimiento han invalidado su condena.

El juicio en contra de Becerra, un pandillero de la 18th Street apodado «Killer Frank», determinó su culpabilidad en los asesinatos de Herman Jackson y James “Fontain” Harding, a quienes habría estrangulado en Los Ángeles porque supuestamente le habrían robado una bolsa de cocaína.

Lo sentenciaron a la inyección letal, pero su ejecución se fue posponiendo mientras él recurría el fallo del tribunal. Sus reclamaciones rindieron frutos casi dos décadas después, luego de que este lunes la Suprema Corte de Justicia de Califonia revocara la condena.

Según el máximo tribunal del estado, a Becerra se le negó el derecho de autorrepresentarse. La corte asumió que ese procedimiento no tenía otra finalidad que dilatar el juicio.

La Procuraduría de Distrito de Los Ángeles explicó a Univision 34 Los Ángeles que la revocación de la sentencia no significa necesariamente que Becerra vaya a salir en libertad, sino que el caso será enviado de nuevo a la corte de apelaciones para determinar si se realiza un nuevo juicio, lo cual se podría definir en los próximos dos meses.

El doble homicidio

Herman Jackson y James “Fontain” Harding, dos adictos al crack que vivían en un cuarto del Pacific Grand, un hotel que existía en las calles Spring y Cuarta del centro de la ciudad de Los Ángeles, fueron estrangulados la noche del 26 de diciembre de 1994.

Los cadáveres estaban atados de las manos entre sí, de espaldas el uno del otro, y con los pantalones a las rodillas como un acto de humillación que solía aplicar la pandilla 18th Street.

Testigos identificaron a Frank Kalil Becerra como el hombre que con el cable eléctrico que arrancó a una lámpara estranguló a los hombres que tenían alrededor 40 años de edad.

El móvil, señala el expediente judicial, fue el robo de una bolsa de cocaína en piedra que Becerra solía vender.

Historial delictivo

Cuando lo sentenciaron a muerte, Becerra tenía 26 años y un largo historial delictivo que lo llevó a pasar tiempo bajo la sombra en las prisiones estatales de Mule Creek y Pelican Bay, donde protagonizó peleas, provocó motines y amenazó a custodios. En varias ocasiones le decomisaron “puntas” para apuñalar a otros reos y “pruno”, una bebida alcohólica que suelen producir de manera ilegal en las prisiones.

La Policía de Los Ángeles (LAPD) lo tenía documentado como un pandillero y se le vinculaba a la Mafia Mexicana, tanto porque él presumía de ello como por un tatuaje con la palabra “Sur” que lo identificaba como tal.

En la pandilla lo conocían con los motes de “Killer Frank” y “Loquito”, y era considerado un “shot caller”, pandillero de alto rango que ordena ejecuciones.

El expediente judicial también destaca parte de la historia familiar de Becerra, quien de niño vivía en el Este de Los Ángeles y cuyo padre, Ramón Becerra, lo golpeaba y maltrataba de manera frecuente y para castigarlo lo encerraban en un hoyo que había en el patio de trasera de la casa.

Años más tarde Frank Kalil Becerra se convertiría en un pandillero al que han catalogado como “uno de los peores criminales”.

Fuente_ Univisión