«Si regreso a Honduras me matan las «maras»: Relato de hondureño

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MÉXICO. Desde hace siete días el adolescente hondureño Carlos Daniel Valladares se encuentra en el albergue del Ejército de Salvación en la colonia Libertad, en espera de que el Grupo Beta del Instituto Nacional de Inmigración (INM) lo traslade a las oficinas de Aduanas y Protección Fronteriza de la garita de San Ysidro; donde pretende solicitar asilo a Estados Unidos para huir de la amenaza de muerte por integrantes de la mara salvatrucha.

Tiene 16 años y él y su familia han sido acosados por pandilleros en San Pedro Sula, su ciudad natal, de donde salió hace casi dos meses para poner a salvo su vida. Es parte de los cientos de extranjeros que en las últimas semanas arribaron a Tijuana para como él pedir refugio al país vecino.

Mientras juega «Jenga» con un grupo de africanos originarios de Senegal que llegaron a esta frontera para pedir refugio a Estados Unidos cuestionó que llevaran primero a los otros extranjeros ante las autoridades estadunidenses y él tenga que esperar a que las autoridades migratorias lo decidan.

El adolescente quien accedió a contar su historia a La Jornada Baja California, dijo que la cuestión es que siguen llegando otros africanos y haitianos, quienes tienen prioridad mientras él tiene que esperar.

“No me han tratado mal aquí (en el Ejército de Salvación), pero yo ya quiero saber qué va a pasar conmigo, porque extraño a mi madre y a mis hermanitos y quiero ver a mi padre, además no puedo volver a Honduras porque me van a matar los maras”, indicó.

A sus 16 años Carlos Daniel tuvo que tomar la decisión de abandonar a su madre y a sus hermanitos y salir huyendo de San Pedro Sula, porque los pandilleros lo querían reclutar y como se negó ahora lo tienen sentenciado a muerte.

El adolescente reconoció que sus problemas se los heredó uno de sus tíos, que era integrante de los mara salvatrucha y fue asesinado por esos mismos pandilleros, misma suerte que corrió otro de sus familiares.

Carlos Daniel también fue testigo de la muerte de un amigo suyo que también se llamaba Carlos, quien por negarse a seguir a los pandilleros fue asesinado, porque “con los maras no hay otro camino que la cárcel o la muerte y yo no quiero eso”.

Los mara salvatrucha ya le quitaron la casa de su madre, quien tuvo que salir huyendo junto con sus tres hermanitos y permanece oculta en un pueblo en Honduras, por lo que los pandilleros se apoderaron de esa vivienda.

“Ni siquiera yo sé en dónde encuentran mi madre y mis hermanitos”, aseguró Carlos Daniel, quien en ese momento no pudo contener las lágrimas e insistió que lo único que quiere es solicitar el asilo en Estados Unidos para vivir con su padre Marvin Guillermo Valladares en Las Vegas, Nevada.

El adolescente afirmó que no venía viajando con los haitianos y africanos sino que se los encontró en la garita de San Ysidro y cuando llegó el Grupo Beta se lo llevaron al albergue junto con ellos, quienes por cierto ya se encuentran en Estados Unidos tramitando su solicitud de asilo.

Carlos Daniel señaló que para llegar a México tuvo que atravesar Guatemala, donde más de una vez fue víctima de la policía que le robo todo su dinero -unos 3 mil quetzales, equivalentes a 4 mil 500 pesos mexicanos- tenía que darle a los uniformados cada vez que lo detenían.

Una vez que pisó suelo mexicano corrió con la misma suerte, tuvo que subirse al tren conocido como “la Bestia”, donde vio «cosas muy feas» y fue asaltado por maras mexicanos que no lo reportaron con sus aliados hondureños.

Ya en territorio mexicano a Carlos Daniel le robaron su celular y su mochila, por eso no trae ningún papel consigo y se le dificultó llegar a Tijuana después de un mes y 20 días que salió de San Pedro Sula.

Afirmó que no tuvo más remedio que concluir su viaje a la frontera donde tiene un futuro incierto y lo único que sabe es que no puede volver a Honduras porque lo asesinarían los mara que dominan Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Fuente: Jornada