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jueves, abril 25, 2024

Pobreza Extrema afecta la Materia Gris

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Mirna Isabel Rivera Garcia
foto mirna rivera
La niñez es la población más vulnerable frente a la pobreza extrema. Uno de cada cuatro niños en Honduras está desnutrido, viven  en entornos inseguros y sumados a esto la desintegración familiar que agudiza el círculo de la pobreza extrema.

Está demostrado científicamente que vivir en situación de pobreza extrema afecta el desarrollo de la materia gris. Según el estudio realizado por el doctor Seth D. Pollak, y su equipo de investigación de la Universidad de Wisconsin-Madison, en el que analizaron el desarrollo cerebral de los menores a partir de resonancias magnéticas realizadas a lo largo de su infancia y observaron que la materia gris del cerebro era sensiblemente menos desarrollada en los niños pobres. Concretamente, la materia gris del lóbulo frontal, el lóbulo temporal y el hipocampo era hasta un 10% menor en los niños situados por debajo del umbral de pobreza en los Estados Unidos.

Este estudio publicado por JAMA Pedriatics, titulado “Asociación de la Pobreza Infantil, Desarrollo del Cerebro y Desempeño Académico”,  muestra que “la materia gris se desarrolla peor durante una infancia llena de carencias”. Además, enfatiza el estudio, que los niños viviendo en pobreza generalmente tienen un desempeño pobre  en la escuela, entre más tiempo los niños viven en la pobreza, mayor es su déficit académico. Estos patrones persisten hasta la edad adulta, con una práctica ocupacional de bajo rendimiento.

Este tipo de estudio debe servir como base para debatir y gestionar soluciones en el corto plazo desarrollando programas de casa en casa, de barrio en barrio en el área urbana y rural, para ayudar a las personas que están viviendo precariamente. En nuestra sociedad generalmente este tipo de cruzadas sociales son ideologizadas por políticos oportunistas, cuando es responsabilidad de cualquier gobierno sin importar si su orientación es de izquierda, centro o derecha.

El combate a la pobreza se presenta como promesa de campaña, pero hasta el momento ningún gobierno ha sido capaz de trabajar estratégicamente para reducirla. La impunidad en Honduras y la ambición desmedida   de las personas  que ostentan el poder económico y político son el combustible para tener una sociedad cada vez más empobrecida. La pobreza deja una huella imborrable en las personas que la padecen y en nuestro país se reporta que de cada 10 hondureños  cinco viven en pobreza extrema, según el Banco Mundial.

La enciclopedia libre Wikipedia explica que la pobreza extrema es el estado más grave de la pobreza.  Las personas no pueden satisfacer necesidades básicas para la subsistencia humana como alimento, agua potable, techo, sanidad y cuidado de la salud. El  Banco Mundial define la pobreza extrema como personas viviendo con menos de $1.25 dólares al día.

Un aliado que tiene el Estado para combatir la pobreza extrema es el sistema educativo mediante las escuelas, los centros básicos  e institutos de segunda enseñanza. Estos desempeñan  un papel muy importante en la comunidad, que podría ser potenciado si estas instituciones públicas recibieran más apoyo del sector estatal, no solo asignando un presupuesto para el pago de salarios, sino proveyendo sistemáticamente programas como la Merienda Escolar, basada en una dieta alimenticia con los nutrientes que ayuden al desarrollo cognitivo de la niñez y la juventud, que acuden a estos centros educativos.

En la mayoría de los casos  los  estudiantes que asisten al sistema público provienen de zonas urbanas y rurales marginales, con altos índices de delincuencia, violencia intrafamiliar  y muchos de ellos,  viven en hacinamiento producto de la pobreza extrema. El entorno donde se desarrollan  es complejo, requiere de mecanismos creativos para superar la adversidad. Al igual que se necesitan programas para mejorar la salud, también demandan, programas para fortalecer la inteligencia emocional desde la temprana infancia.

La pobreza no debe verse como un tema económico solamente o de distinción de clase social, sino como un tema de desarrollo humano y de equidad. Si la pobreza extrema sigue en aumento, la inseguridad ciudadana también incrementará, la población buscará emigrar de manera ilegal, la inversión nacional y extranjera será lenta, no con la celeridad que se ocupa para ofrecer fuentes de empleo a los millones de hondureños que están desempleados. Revertir los índices de pobreza requiere de un liderazgo ético y comprometido a hacer las cosas diferentes, para no continuar encabezando la lista de los países menos adelantados de la región.

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