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sábado, julio 12, 2025

Perros rescatados en México protegen el legado maya en Chichén Itzá

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AFP. Cachimba deambulaba sola cuando llegó a Chichén Itzá para convertirse, junto con otros perros rescatados, en guardiana de la majestuosa ciudad sagrada de los mayas en el sureste de México.

Estos animales mestizos han arribado espontáneamente al lugar, donde está el templo piramidal de Kukulkán, a veces mal heridos, enfermos o desnutridos.

La mayoría quedó a su suerte durante la pandemia de covid-19, cuenta María Guadalupe Espinosa, directora de la zona arqueológica, en el estado de Yucatán, donde reciben alimento, vacunas, «mucho cariño y respeto».

Perros (3)
A pesar de haber tenido un feo pasado, los perritos ahora son todo un atractivo.

Ya son 20 perros «guardianes», pero Cachimba, de pelo negro, es la «reina» pues llegó hace 10 años a la ciudadela, cuya pirámide sagrada fue declarada una de las siete «Nuevas Maravillas del Mundo» en 2007.

La manada es «parte de la esencia del sitio», dice Alejandro Sarsuey, guía turístico de 29 años, y es la única autorizada para escalar los edificios por su bajo peso.

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A todos se les respeta y brinda el mejor trato.

-Cuidado a la historia- 

Su principal misión es evitar el deterioro de las estructuras, que en algunos casos datan de los años 500 a 800, al cuidar por ejemplo que no haya animales muertos.

«Tienen el privilegio de subir a lugares donde ya no tenemos acceso. Me da un poquito de celos, pero es bonito verlos disfrutando del paisaje, de las ruinas, tomando el sol», confiesa la turista mexicana Carla Centeno, de 32 años.

El lugar preferido de Cachimba es el templo de Kukulkán, de 30 metros de altura y desde donde suele ver la puesta del sol, comenta el vigilante José Antonio Keb Cetina, a quien el jadeante animal acompaña en sus rondas.

Ellos pueden disfrutar de una vista desde las alturas y con toda tranquilidad.

Siente especial cariño por los guardianes, pues fueron su «único consuelo» en medio de la soledad y las «malas noticias» de la pandemia.

Los responsables de la ciudadela creen incluso que hay una «conexión mística» entre estos perros y los antiguos mayas.

«Muchos creen que están acá por casualidad, pero yo no creo (…), ellos tienen una función. Así como (los humanos) tenemos un mandado en este mundo», a ellos también «los pusieron acá» con un propósito, sostiene Keb Cetina.

Los canes tienen su alimentación y medicamentos garantizados desde el santuario.

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