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viernes, abril 26, 2024

Opinión de Rodolfo Pastor: ¿Quién educó a Tomas?

Debes leer

Por Rodolfo Pastor Fasquelle. -Tengo alguna experiencia. Asistí a una primaria evangélica, La Pablo Menzel. Mis padres nos matricularon ahí porque las escuelas públicas en San Pedro ya estaban bajo gran presión demográfica a mediados del XX. Y en el entendido de que siendo católicos no se nos plantearía un problema ni un cuestionamiento. En efecto, nadie trataba de convertirnos en otra cosa. Pero leíamos en esa escuela textos escogidos y editados de La Biblia, asistidos por profesores entrenados para esa clase de lectura reflexiva, y educación.

En el fondo estoy convencido de que pudo ser cualquier otro texto, la Odisea, un Ramayana o un Popol Vuh- pero 60 años después pienso que fue de provecho. Lo disfruté y me marcó. Me dio una formación ética y literaria. Años después, en un colegio católico, aprendí a estudiar mi Biblia de Jerusalén. Y en la Universidad escogí una clase de Historia en La Biblia con la gran Mtra. Eva Uchmany, apasionada estudiosa de los textos más antiguos, quien todavía creía que los hebreos habían pasado un tiempo en Egipto, lo cual ya no creen los arqueólogos hoy.

Pero me cuesta mucho entender el proyecto de ley que supuestamente para inculcar valores cristianos se ha presentado a la Cámara hace unos días por un grupo de diputados, promoviendo la lectura obligatoria de una biblia (no se dice cual) en las escuelas públicas, cuyos maestros no han sido formados para estudiar o enseñar ese texto.  Y para desbrozar el campo de discusión y aclarar el problema, hay que partir de algunas definiciones poco controvertidas. Antropológicas, de los términos.

 Biblia

Es una pluralidad de libros, biblion o rollo, en griego. Se trata convencionalmente, de una biblioteca, una compilación que reúne los libros que la tradición cristiana considera canónicos. Junto con algún apócrifo, las escrituras de los antiguos hebreos, sintéticas compilaciones de mitos de creación medioriéntales (editadas varios miles de años antes de Cristo), una mitología, una historia, una legislación, las profecías y una literatura vernácula, lírica, épica, amorosa y sapiencial, adicionada con, por otro lado, las visiones y los testimonios de varios de los apóstoles y variadas correspondencias con los originales fieles, recogidas durante los primeros tres siglos de esta era. Los estudiosos serios en las mejores universidades cristianas del mundo han rastreado ese corpus a muchos códices originales, autores distintos, tradiciones.

 Valores

Característicos de las culturas, los valores son el conjunto de conceptos valorativos, sobreentendidos por obvios, que se desprenden de y expresan en sus respectivas religiones y artes, y que una comunidad (cualquiera, de millones de comunidades humanas que hay y han existido) comparte, de tal forma que norman sus comportamientos. Esos preceptos –lógicamente- se enseñan en el relato, mito de la tribu, como mediante la prédica, congrua con el comportamiento del predicador, los códigos y la práctica cotidiana y sostenida de su auditorio a lo largo del tiempo. Si no, no funcionan o son contraproducentes. Y ¡pueden ser muy distintos, si son los valores de un imperio cosmopolita, comercial o industrial o los de una aldea agrícola, los valores de antiguas naciones orgullosas, los de una tribu guerrera o los de las comunidades nómadas ganaderas! ¿Cristiana esta sociedad?

 Religión

Hay muchas mas muertas que  vivas, aun miles. Religión es el conjunto de creencias fundamentales que relacionan (de religar) las cosas evidentes, es decir el universo de lo real comprobable  (dominio de los sentidos y las ciencias) con las esferas y seres trascendentes que una comunidad especula, imagina y supone que fundamentan su particular relación con lo divino. Y por lo mismo sella o marca de manera indeleble el comportamiento de sus fieles.

En una comunidad homogénea en la cual hubiera un consenso sobre la relación de la religión compartida con un texto canónico en particular, y un acuerdo sobre el valor y la importancia de su lectura por si misma no habría problema para promulgar ese decreto. Pero no es el caso. En Honduras, hay ateos y no son los que andan matando dundos, traficando drogas y corrompiendo instituciones. Hay musulmanes y mezquita, que no han tenido nada que ver con el sometimiento de la mujer, el femicidio ni la perversidad del sistema político. Y hay sobre todo muchas denominaciones de supuestoscristianos, la mayoría de comportamiento dudoso, con una relación distinta y, en cada caso problemática con biblias que además son diferentes. Traducciones muchas desde el ingles de King James, pocas del arameo y hebreo

Por lo demás La Biblia aludida en el proyecto de decreto contiene fondos perfectamente esotéricos, y otros que se corresponden con prácticas rituales ya en desuso, olvidadas, recoge diversas alusiones de tolerancia a la prostitucion, el adulterio y el incesto, el etnocidio, el sacrificio humano y otras prácticas proscritas en la comunidad cristiana actual, tiene contenidos erótico sexuales explícitos, como cuando Salomón le canta a su amada, difíciles de entender para un párvulo, y asimismo normativas precristianas extremadamente violentas, como la de extirpar a naciones enteras, sin dejar piedra sobre piedra, ni dejar vivos ancianos, mujeres y niños, perros ni animales domésticos. Y contiene miles de segmentos oscuros que son sujetos de debates interminables entre teólogos, y otros que están en duda porque pudieran ser los malditos injertos, adiciones heréticas,… dice Salman Rushdie, del Coran versos satánicos. Esos libros han inspirado grandes creaciones de la humanidad y han servido para justificar guerras y horrendos crímenes de lesa humanidad.

Por eso no parece viable generalizar su lectura naif. Entonces, sabiamente, nuestra ley máxima establece que la escuela pública ha de ser laica. Y que cada comunidad religiosa determina cómo enseñar su fundamento a sus adeptos. Claro que hay una caterva de ignorantes que fingen demencia y pretenden tener las interpretaciones únicas. Pero entonces ¿cual Biblia quieren leer? ¿Para propagar cuáles valores? ¿Solo entre los pobres que atienden la escuela pública? No quiere la lectura de la Biblia La Iglesia Católica, ni tampoco la queremos los liberales.

Y caben otras preguntas sobre el trasfondo y sentido ulterior de la propuesta cuando viene a proponer esa lectura en El Congreso, el Diputado Tomás Zambrano, nacionalista extremista o reaccionario. A pesar de estar acusado de una serie de actos deshonestos. Lo cual parece un alarde de cinismo. Y hay que preguntar ¿Quién educó a Tomás? ¿Con que lecturas? Porque eso es lo que hay que remediar o prevenir. Y el Congreso que esta a punto de decretar la obligación de leerles a los niños una Biblia ¿es el mismo que conspira con el Ejecutivo y el Judicial para dar al traste con la MACCIH o su Unidad de Investigación autónoma, argumentando que es inconstitucional el Convenio que les da vida y aprobó esa Cámara? ¿Cámara a la cual, esa Misión habría anunciado que investigaba por corrupción a 140 ex y diputados actuales a los que también tendríamos que darles una re educación ética y religiosa? ¿Acaso también política?.

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