Honduras. La pasión debe ser el componente principal de cada obra de arte; la hondureña Nohely Barahona lo sabe, y por eso pone todo su corazón en cada producción audiovisual en la que participa.
Originaria de Tegucigalpa y con obras proyectándose en todo el mundo, la compatriota es una de las pocas mujeres que se dedican a la dirección de cinematografía en Honduras. Esto le ha dado la oportunidad de trabajar y compartir créditos con el reconocido director Martin Scoserse.
La hondureña detalló a Diario Tiempo sus nuevos proyectos. Además, explicó cómo recibió la noticia de su participación en Netflix y cómo empezar en este mundo del cine.
Entrevista a Nohely Barahona
¿Siempre soñó con trabajar en el mundo de las películas?
La verdad, muy en el fondo, sí. No era muy buena en química, en física, matemáticas. Como que siempre fui buena en otras cosas que a la mayoría no es buena o no les gusta. Pero cuando fueron a promocionar carreras de producción audiovisual, me fui de una. Era muy chistoso porque por mucho tiempo y hasta el día de hoy, todavía me lo cuestionan, piensan que no se necesita inteligencia.
¿Cuál es la parte más difícil de su trabajo?
Siempre lo menciono, porque también soy docente, siempre le digo a mis alumnos que lo complicado del cine es que el cine es un arte colectivo. Hay muchas cosas que se hacen en grupo, pero en el cine, lo ideal es que no haya jerarquía. Lo importante es trabajar en equipo cada función del cine, el departamento de sonido, el departamento de dirección, el departamento de cámaras, iluminación, edición. Cada uno de los departamento aporta una parte fundamental para la película.
En la dirección de fotografía un porcentaje del 10% somos mujeres. A veces pasa, que uno sostiene la cámara, ya llega alguien a decirle ‘le ayudo'».
¿Cuál ha sido la experiencia más bonita que le ha dejado el rubro cinematográfico?
Experiencias bonitas, yo creo que todas. Yo sé que voy a sonar muy cursi, pero es que cada proyecto es único, cada proyecto me ha dejado una enseñanza. Durante el camino voy a conociendo gente maravillosa, voy fortaleciendo lazos de la gente con la que trabajo más frecuente.
Si tengo que mencionar uno porque fue un trabajo muy exhaustivo, fue la serie de Netflix. Ahí me di cuenta de lo que se necesita para grabar algo que uno pensaría que es pequeño, pero es muy grande. Eso para mí fue bastante inesperado, las condiciones de grabación, etcétera.
¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar para Netflix?
Fue una cosa muy impactante, el llevar un proyecto a pesar de todas las dificultades que habían. De repente, cuando miraban la serie en grande aparecía La Esperanza, Honduras, y nadie se pensaba que un pequeño crew (equipo) hondureño iba a estar junto a los créditos de Martin Scorsese, uno de los cineastas más grandes que tenemos en el mundo. Compartir créditos en una serie con él ha sido uno de las cosas más bonitas.
¿Cómo describiría el sentimiento de ver una idea materializada?
Ese sentimiento de ver lo que uno escribe o lo que uno vio primero es la cosa más bonita; es mi parte favorita en el proceso de creación. Siempre que me preguntan que qué hace un director de fotografía, yo digo que es transformar en realidad los sueños que el director tiene en la cabeza.
A mí lo que me gusta más es acompañar este proceso. Me gusta acompañar el proceso de creación de una persona que quiera hacer esto.
Los cineastas hacemos una labor que cambia, aunque sea poquito a poquito, pero, sí cambia la forma de ver la vida. Cambia la forma de disfrutar las pequeñas cosas.
¿Qué consejo le daría a una persona que desea seguir sus pasos?
Es muy difícil porque siempre te dicen —desde el punto de vista de que me iba a dedicar a un arte que no es tan común en Honduras, la dirección de fotografía— que te ibas a morir de hambre. Toda área es difícil, pero el consejo que yo daría es seguir la pasión. Si desde que sos pequeño o ves una película, documental, ves una animación, y sentís algo, una chispa y te surge el pensamiento de dedicarte a esto, hay que hacerlo. Todo trabajo es importante, todo trabajo tiene amor.
¿En qué proyectos se encuentra trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en cuatro proyectos que son largometrajes todos como directora de fotografía. Son varios documentales y de ficción en Perú, en México, en Argentina y tengo otro en Honduras.
Justo en diciembre fui a Buenos Aires porque también soy productora de este proyecto que es una coproducción entre México, Estados Unidos y Honduras, se llama: Mamá Lulu.
Yo creo que soy la primera hondureña en ganar algo en Ventana Sur. Es súper bonito que se den cuenta de que existe cine en Honduras, porque incluso, cuando estás hablando con toda la gente en el mercado internacional y decís que sos de Honduras se extrañan.
¿Qué le diría a su yo de hace 10 años?
A mí yo de hace 10 días o de hace de 10 años le diría que siempre le haga caso a la intuición y que cuando uno tiene una corazonada de algo, es por algo. Es una parte tuya muy consiente que está diciéndote que hay que hacer las cosas y trabajar, y siempre ponerle amor a todo.
Nohely ha marcado un antes y un después en cine hondureño y en el papel que puede desempeñar las catrachas en cualquier área que lo propagan. La hondureña es una mujer valiente, creativa y con el deseo de conquistar el mundo del séptimo arte mientras pone la bandera cinco estrellas en alto.