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martes, julio 16, 2024

Noble vocación

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De la visita oficial de S.S. Francisco a Estados Unidos de América (EUA) han quedado resonando sus discursos por la unidad y la paz, con argumentos inigualables de solidaridad humana, de denuncia a las injusticias sociales y de urgente llamado al combate de la pobreza y a la salvación del planeta amenazado por el cambio climático.

Ha sido esta gira papal, la más prolongada y la primera vez que un Pontífice romano comparece, en sesión especial, ante el Congreso de EUA —Senado y Cámara de Representantes—, cuyo discurso, meticulosamente balanceado, logró un fervoroso aplauso del pleno legislativo.

“Es la hora —dijo Francisco— de las acciones y estrategias osadas para una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”.

“La actividad empresarial —remarcó Su Santidad— es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo. Puede ser muy fecunda de promover la región donde se instala, especialmente si asume la creación de puestos de trabajo como una parte esencial de su servicio al bien común”.

Asimismo, relaciona Francisco esa “noble vocación” y su “servicio al bien común” de la manera siguiente: “Una sociedad perdura cuando busca, como vocación, satisfacer las necesidades comunes al estimular el desarrollo de todos sus miembros, especialmente de aquellos en situación de mayor vulnerabilidad”.

Y aquí otro señalamiento fundamental, sobre el hecho de que “El mundo parece haberse convertido en un centro comercial, donde la cultura ha adquirido una dinámica competitiva”. Y agrega:
“Ya no se vende fiado, ya no se puede fiar de los demás. No hay vínculo personal, una relación de vecindad. La cultura actual parece estimular a las personas a entrar en la dinámica de no ligarse a nada ni a nadie”. Una condena subliminal, decimos nosotros, al individualismo exacerbado, devenido en sistema económico y político globalizado.

“Lo importante hoy parece que lo determina el consumo. No hay vínculo personal, una relación de vecindad. La cultura actual parece estimular a las personas a entrar en la dinámica de no ligarse a nada ni a nadie… El consumo no genera vínculos, un consumo que va más allá de las relaciones humanas. Los vínculos son un mero ‘trámite’ en la satisfacción de ‘mis necesidades’”.

“Esto genera una herida grande, una herida cultural muy grande. Me animo a decir —concluye el Papa Francisco— que una de las principales pobrezas o raíces de tantas situaciones contemporáneas está en la soledad radical a la que se ven sometidas tantas personas”.
El que quiera ver, que vea. El que quiera oír, que oiga.

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