AFP. Alrededor de 60 migrantes murieron este domingo tras el naufragio de su embarcación no lejos de la ciudad italiana de Crotone, en Calabria (sur), pocos días después de aprobarse una controvertida normativa de salvamento de migrantes en el mar.
«Hasta hace unos minutos el número de víctimas confirmadas era de 59», dijo a las 16H00 (15H00 GMT) Vincenzo Voce, el alcalde de la localidad, a la cadena de noticias Sky TG-24.
Según los rescatistas de Crotone, citados por la agencia AGI, 12 de las 59 víctimas son niños, entre ellos un recién nacido, y 33 mujeres.
Los equipos de salvamento marítimo indicaron que la embarcación chocó contra unas rocas a algunos metros de la costa. A un presunto traficante lo detuvieron las fuerzas de seguridad, señaló un oficial.
Imágenes
En las imágenes difundidas por la policía italiana, se ven trozos de madera diseminados sobre la playa. Hasta el lugar acudieron los socorristas mientras los rescatados esperaban su traslado a un centro de acogida.
La jefa de gobierno, Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia (FDI, extrema derecha), expresó su «profundo dolor» en un comunicado. Además, manifestó que era «criminal mandar a la mar a una embarcación de apenas 20 metros con 200 personas a bordo y con un mal pronóstico del tiempo».
«El gobierno está comprometido a impedir las salidas y este tipo de tragedias y seguirá haciéndolo al exigir antes de todo la mayor colaboración de los Estados de salida y de origen», aseguró.
Este nuevo naufragio tiene lugar apenas unos días después de la adopción en el Parlamento italiano de unas controvertidas nuevas reglas sobre el rescate de migrantes impulsadas por el gobierno dominado por la extrema derecha.
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Pacto Europeo
Tras la tragedia, la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, urgió avanzar en la reforma del derecho de asilo en la Unión europea.
Es necesario «redoblar los esfuerzos respecto al Pacto sobre las migraciones y el derecho de asilo, y sobre el Plan de acción para el Mediterráneo central», dijo.
La parte más delicada del pacto, que debe ser concluido antes del final del mandato del Parlamento europeo en 2024. Este establece una mejor repartición de las responsabilidades en materia de acogida, un asunto que divide a los países de la UE desde la crisis de los refugiados de 2015.
El presidente de la República, Sergio Mattarella precisó el domingo que un gran número de los migrantes a bordo «venía de Afganistán e Irán, huyendo de condiciones muy difíciles».
La situación geográfica de Italia la convierte en un destino de elección para los demandantes de asilo que pasan del norte de África a Europa.
Roma se queja desde hace años del número de llegadas a su territorio, aunque la mayoría de los migrantes deja la península para otros países.
Según el Ministerio del Interior, cerca de 14.000 migrantes han llegado a Italia desde principios de año. El año pasado, en el mismo periodo del año fueron 5.200 del y 4.200 de 2021.
Nueva normativa para oenegés
Meloni llegó al poder en octubre con una coalición tras haber prometido que reduciría la inmigración llegada a Italia.
Hace unos días, el Parlamento aprobó una nueva ley que obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar.
Según los críticos, la normativa aumenta el riesgo de muertes en el Mediterráneo central, considerado como la travesía más peligrosa del mundo para los migrantes.
Para el ministro italiano de Interior, Matteo Piantedosi, esta «tragedia (…) demuestra cómo es absolutamente necesario luchar firmemente contra las redes de inmigración clandestina».
Aunque las oenegés tan solo rescatan a un pequeño porcentaje de ellos –la mayoría son interceptados por la guardia costera o por embarcaciones de la armada. Asimismo, el gobierno las acusa de estimular las llegadas y de alentar a los traficantes con su labor.
El papa Francisco no tardó en reaccionar, expresó su «dolor» ante lo acontecido. De la misma manera afirmó «rezar por cada uno de ellos, por los desaparecidos y para los otros migrantes que sobrevivieron».
Filippo Grandi, jefe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), lamentó «otro terrible naufragio». De la misma manera, afirmó que llegó «el momento de que los Estados dejen de debatir y acuerden medidas justas, eficaces y compartidas para evitar nuevas tragedias».