Mujeres Nobel de la Paz visitan la tierra de Berta Cáceres y exigen justicia

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Las mujeres Nobel de la Paz, Shirin Ebadi y Tawakkol Karman, visitaron la comunidad lenca de Río Blanco y rindieron homenaje a Berta Cáceres.
Las mujeres Nobel de la Paz, Shirin Ebadi y Tawakkol Karman, visitaron la comunidad lenca de Río Blanco y rindieron homenaje a Berta Cáceres.

Intibucá, Honduras. – Dos mujeres acreedoras del premio Nobel de la Paz exigieron este fin de semana justicia por el asesinato de la ambientalista hondureña Berta Cáceres, asesinada en marzo de 2016, en una visita a la comunidad de Río Blanco en el departamento de Intibucá.

«Me apena profundamente saber que no se ha hecho justicia en el caso de Berta», afirmó la iraní Shirin Ebadi, ganadora del Premio Nobel en el año 2003.

Ebadi llegó a la zona occidental del país, acompañada de la yemení Tawakkol Karman, Premio Nobel del año 2011.

Ambas integrantes de la Iniciativa de Mujeres Nobel viajaron junto a una delegación de Mujeres Tierra Paz. Una asociación internacional que investiga ataques a defensores de derechos humanos y del ambiente en Honduras.

En el marco de su gira por Honduras, Ebadi y Karman visitaron a los indígenas lencas, etnia a la que pertenecía Berta Cáceres. Por su parte, la comunidad recibió al grupo de visitantes con una ceremonia religiosa en medio del bosque.

Cabe recordar que la activista murió hace año y medio a mano de sicarios que la acribillaron en su casa. En ese entonces, Cáceres lideraba movilizaciones contra la construcción de una represa hidroeléctrica sobre el río Gualcarque.

Por el momento, ocho personas guardan prisión por el asesinato de la ambientalista que se desempeñaba como coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh).

No obstante, tanto la organización como la familia reclaman que se investigue a los autores intelectuales del crimen. Entre los presos figuran empleados de Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), la empresa a cargo de las obras de la represa.

Cáceres contaba con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Estas fueron asignadas luego que la activista denunciara amenazas por parte de representantes de esa compañía.

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La batalla de Berta Cáceres continúa

«Es una fuente de alegría ver cómo el camino que un día inició Berta lo han continuado ustedes», manifestó Ebady. La iraní se mostró conmovida luego de escuchar testimonios de los dirigentes de la etnia lenca ante un altar con imágenes de la ambientalista asesinada.

«La lucha no ha terminado con la pérdida de Berta, es un camino que continúa con la organización que ella creó», agregó.

Por su parte, Karman expresó su apoyo al movimiento ambientalista. «Nosotros también estamos luchando para cuidar los bosques y la naturaleza. Para que todos estos bienes sean para el mismo pueblo donde viven», afirmó.

Rosalila Domínguez, dirigente del Consejo Indígena lenca, relató que la batalla contra el «proyecto de muerte» representado por la represa inició en 2013. Todo comenzó cuando Cáceres reunió a las comunidades para explicarles los daños que causaría la obra.

«Ahora tenemos mucho valor para defender la tierra y los ríos. No nos vamos a dejar engañar», enfatizó la mujer ante unas cien personas que participaron en los actos.

Mientras tanto, la multitud no dejaba de expresar frases en honor a la fallecida. «Berta no murió: se multiplicó», exclamaban.

Después de la ceremonia, Karman recorrió alrededor de dos kilómetros por un camino entre pastizales, cultivos de maíz y cafetales. Desde lo alto, se divisa el río Gualcarque y la tierra removida por tractores durante los trabajos de construcción de la cortina de la represa.

Luego del asesinato de Cáceres, el Copinh logró que bancos extranjeros que financiaban la obra suspendieran su apoyo.

Sin embargo, los indígenas entienden que aún no han ganado la batalla. «El proyecto no se ha cancelado de forma definitiva», señaló la dirigente lenca, María Santos.