El Paraíso, Honduras. Enormes filas de familias migrantes de diferentes nacionalidades se forman en las afueras de la aduana Las Manos para comenzar su travesía dentro del territorio nacional hasta la frontera con Guatemala.
Miles de extranjeros acampan en varios sectores del municipio de Danlí para convertirse en los primeros en poder registrar su ingreso. Los migrantes relata con tristeza en su voz que tienen que dejar toda su vida para poder buscar una mejor oportunidad en los Estados Unidos.
El éxodo humano deja imágenes desgarradoras; madres con bebés en brazos, personas de la tercera edad huyendo de sus países y otros que solo llevan una mochila cargada de sus pertenencias. Venezolanos, dominicanos, coreanos y africanos transitan por Danlí a merced de la gentileza de los locales.
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Tras horas de permanecer de pie esperando su ingreso al país, los migrantes continúan su ruta por Honduras hasta llegar a la Aduana Agua Caliente, localizada en el municipio de Sante Fe en el departamento de Ocotepeque. Desde ahí, le dicen adiós al territorio hondureño para continuar con su camino al «sueño americano».
Salvoconductos
Autoridades de inmigración de Danlí, El Paraíso, dieron a conocer que están entregando alrededor de 2 mil salvoconductos diarios a los migrantes en tránsito por la zona.
Elvis, encargado de migración en Danlí, informó que en las últimas semanas han visto un incremento en el número de migrantes, de diferentes nacionalidades, que llegan al municipio en busca de su salvoconducto.
«Estamos atendiendo alrededor de 2 mil personas diarias en los últimos días… Es gratuito, con un permiso de 5 días, porque se considera que son suficientes para transitar por el país», explicó.
El funcionario advirtió que habrá aún más flujo migratorio, ya que cada día va en aumento. «El flujo migratorio ha aumentado considerablemente y va en aumento, según visualizamos», agregó.
Sin embargo, los indocumentados enfrentan el problema del poco personal en las oficinas de migración, pues solamente hay 3 ventanillas disponibles. Como consecuencia, el establecimiento permanece abarrotado de migrantes que pasan horas esperando que les den el permiso para transitar por Honduras.
«Solo contamos con 3 inspectores trabajando los 7 días de la semana, diez horas diarias. Tenemos poco personal, pero hacemos lo humanamente posible para poder atender a todos los migrantes que vienen por su salvoconducto», externó Elvis.
Un migrante, de origen venezolano, explicó que llegó desde temprano y seguía esperando su turno, pese a estar esperando más de 4 horas.