Redacción. El mal aliento, conocido médicamente como halitosis, es una de las consultas más frecuentes en la práctica médica y odontológica.
Aunque suele ser un problema molesto y socialmente incómodo, en la mayoría de los casos tiene solución. En otras ocasiones, puede ser un signo de alerta de condiciones más serias que requieren atención especializada.
¿Qué es la halitosis y por qué ocurre?
La halitosis es el término técnico para describir el mal olor proveniente de la boca. Puede ser percibida por la propia persona o por quienes la rodean y, en ocasiones, funciona como un signo clínico que indica algún problema subyacente.
El origen del mal aliento suele estar en la boca misma. La acumulación de restos de comida, una higiene oral deficiente y enfermedades como la gingivitis o las caries son causas comunes. Eso se debe a que la boca es un ecosistema bacteriano muy complejo: alberga más de mil especies de bacterias que cumplen funciones importantes como la defensa y la digestión de alimentos.
Estas bacterias fermentan los restos alimenticios y generan gases volátiles sulfurados, responsables del olor desagradable característico del mal aliento.
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Alimentos que generan y neutralizan el mal olor
Ciertos alimentos, como la cebolla y el ajo, contienen enzimas que liberan olores fuertes. Estos compuestos pasan a la circulación sanguínea y se expulsan por la respiración, intensificando el mal aliento.
Para contrarrestar este efecto, algunos alimentos pueden ser de ayuda. Estudios indican que consumir manzana, lechuga o menta fresca puede ayudar a descomponer los compuestos olorosos del ajo, reduciendo así el mal olor.
Enfermedades relacionadas con la halitosis
Aunque muchas veces la halitosis se soluciona con una correcta higiene bucal, existen situaciones en las que persiste y puede indicar problemas de salud. Entre las causas más frecuentes se encuentran:
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Gingivitis: inflamación de las encías que puede provocar mal aliento crónico a pesar del cepillado.
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Caries dentales: cavidades que acumulan bacterias y restos de comida, generando gases malolientes.
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Reflujo gastroesofágico: el retorno de ácido del estómago puede causar olor desagradable en la boca.
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Infección por Helicobacter pylori: bacteria común en muchas personas que produce gastritis y puede generar mal aliento. Esta bacteria también se ha detectado en la boca.
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SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado): bacterias del colon colonizan el intestino delgado, produciendo gases que pasan a la sangre y contribuyen a la halitosis.
Cómo prevenir el mal aliento
La prevención del mal aliento pasa principalmente por una higiene bucal adecuada y constante. El gastroenterólogo Lisandro Pereyra recomienda:
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Cepillar los dientes al menos cuatro veces al día.
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Utilizar hilo dental y cepillos interdentales para eliminar restos entre los dientes.
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Realizar limpiezas profundas que alcancen áreas menos accesibles.
A pesar de esto, cada persona acumula alrededor de un gramo diario de restos de comida en los dientes, lo que equivale a aproximadamente seis gramos a lo largo de una semana, y que debe ser removido para evitar la proliferación bacteriana.
Cuándo consultar a un profesional
Si tras mantener una higiene oral completa y rigurosa el mal aliento persiste, es fundamental acudir a un especialista. Solo en un 10 % de los casos el problema no es exclusivamente bucal, sino que puede estar asociado a enfermedades que requieren diagnóstico y tratamiento específicos.
El especialista subraya que el mal aliento persistente puede ser una señal de alerta para condiciones que van más allá de la boca, y que un diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones.
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