REDACCIÓN. Wualner Sauceda, un joven de 24 años, recuerda con dolor su experiencia al ser deportado de Estados Unidos. Originario de Honduras, Sauceda había llegado al país norteamericano cuando tenía solo 13 años, tras huir de la violencia que afectaba a su familia. Se estableció en el sur de Florida, donde se convirtió en profesor de ciencias en la escuela secundaria Palms Spring de Hialeah. Sin embargo, su estatus migratorio nunca estuvo regularizado, y su solicitud de asilo la denegaron.
A principios de enero de 2025, a Sauceda lo detuvieron durante una cita rutinaria en la oficina de inmigración de Miramar, tras haber faltado al trabajo para asistir a dicha cita. Lo que comenzó como una visita común terminó convirtiéndose un golpe inesperado cuando le informaron que lo detendrían. La noticia fue tan impactante que Sauceda no pudo compartirla de inmediato con sus padres, optando por llamarle a su tío para que pudiera informar a su familia en su lugar.
Luego de su detención, lo trasladaron al Centro de Transición de Broward en Pompano Beach, donde permaneció por más de 20 días. A pesar de los esfuerzos de su abogado, Iván Torres Hidalgo Gato, por obtener una acción diferida, el proceso de deportación no se detuvo. Según Sauceda, la situación empeoró cuando Donald Trump asumió la presidencia, lo que aceleró el proceso de deportación.
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Lo trasladaron a un centro de detención en Louisiana, donde la sobrepoblación y las malas condiciones empeoraron su experiencia. Recuerda cómo las habitaciones, diseñadas para 24 personas, estaban ocupadas por 60 detenidos, lo que hacía que las condiciones fueran insoportables, con temperaturas extremas y una falta total de privacidad.
Finalmente,a Sauceda lo deportaron a Honduras el 6 de febrero de 2025. El proceso fue desgarrador, pues durante el vuelo de regreso, a él y a otros detenidos se les obligó a cerrar las ventanas del avión para evitar que los periodistas que los esperaban pudieran ver sus cuerpos encadenados. Para Sauceda, este momento es algo que nunca olvidará. Ahora vive en su país natal, en una casa sencilla y aislada. Se adapta nuevamente a un estilo de vida más austero, rodeado de su familia, quienes dependen de la agricultura para subsistir.
El dolor y la tristeza de esta experiencia siguen marcando a Sauceda, quien no puede evitar pensar en lo que vivió en los Estados Unidos y en las difíciles circunstancias que ahora enfrenta en su regreso a Honduras.
Fuente: Telemundo
