Redacción. El filósofo Confucio dijo una vez: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”, frase que aplica para todos aquellos apasionados de lo que hacen; tal es el caso de Laudry Peña, un talentoso cantautor hondureño que deleita al público con su voz en cada escenario que se presenta.
Creció en la colonia El Retiro de la capital y tuvo una infancia como la de cualquier niño. Sin embargo, Laudry poseía una cualidad diferente, su talento para la música.
A la corta edad de 5 años ya participaba en concursos de canto en la iglesia de su localidad, donde competía con sus hermanos, pues sus padres les inculcaron el gusto por la música desde niños.
Al llegar la adolescencia el joven dejó por un tiempo la música, pero al pasar el tiempo descubrió que nada lo llenaba más que el canto y las letras, por lo que retomó su viejo hobby para hacer de él su profesión.
Inició tocando en las calles y los buses de Tegucigalpa, una época difícil, pero que forjó su resiliencia y le dio la experiencia necesaria para lograr que dos de las orquestas más famosas del país se fijaran en su talento, siendo la música tropical uno de sus fuertes.
Mientras esperaba la hora de subir al escenario, tras un largo y cansado viaje desde la capital hasta San Pedro Sula, amable y amistosamente, Laudry regaló un momento a Diario Tiempo para compartir un poco de su trayectoria y sus logros en la música.
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Entrevista:
¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Desde niño creo que, como la mayoría de los músicos, empecé en el ambiente cristiano (católico), porque mis padres me inscribían en festivales de canto. Mi primera participación fue a los cinco años en la iglesia, competí contra mi hermana mayor, ella también cantante.
¿Siempre soñaste con ser cantante?
Sí, desde pequeño. Realmente quienes me dirigieron en este camino fueron mis padres. Ellos siempre han sido amantes del arte. Mi hermana y yo después nos convertimos en un dúo e íbamos a otras iglesias a participar en festivales.
Pero el dedicarme a esto lo decidí hace apenas unos años, porque no era como que yo quería vivir de la música. Me encantaba la música, pero no pensaba vivir de ella.
¿Estudiaste para serlo?
No, yo estudié hasta tercero de ciclo (secundaria), no me gradué porque decidí entrar completamente a trabajar en lo que siempre me gustó, que es la música, soy autodidacta. Para ser sincero no me gustaba estudiar. Me dije a mí mismo, “esto no me gusta, mejor tengo que trabajar”, y qué mejor que trabajar haciendo lo que me gusta.
Me salí de estudiar, me independicé, agarré mi ‘guitarrita’ y me fui a hacer música callejera, a subirme a los buses o a pararme en alguna plaza y cantar.
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¿Cómo fue esa primera vez que te subiste a tocar a un bus?
No lo hice solo, siempre tuve ‘panas’ con los que experimentábamos todos los géneros, en miniestudios caseros, y experimentábamos todos los géneros, trap, reguetón, rock, de todo.
La primera vez me subí a tocar a un bus con un amigo, no sabía ni que hacer, miraba la gente, me daba pena. Incluso llegué a sentir vergüenza por la misma gente. Tuve experiencias malas trabajando de esa manera, porque siempre había quienes nos decían que por qué no buscábamos trabajo de verdad.
También hubo comentarios malos, a veces los choferes no nos dejaban subir o la misma gente se molestaba. Muchas veces me sentí mal, el inicio fue muy duro.
¿Y cómo diste el paso a los escenarios profesionales?
Pues cuando deje de tocar en los buses me buscaron de un grupo que se llama “La Mara Music” de Tegucigalpa. Me hicieron un tipo casting y me llamaron un año después, pero en pandemia, cuando la gente estaba encerrada, otro momento difícil. Pero trabajé con ellos.
De casualidad en esos días compartimos con el director de «Los Silver Star», creo que él me escuchó y me vio potencial y me ofrecieron trabajo. También estuve más de un año con “La Gran Banda”, con ellos tuve la oportunidad de grabar un tema con producción audiovisual, se llama “Quédate”.
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Ambos grupos me pulieron en varios aspectos, con La Gran Banda también pude ir de gira a los Estados Unidos; recorrimos Miami, Texas, Austin, Dallas, Nueva York, toda una experiencia.
¿Siempre tuviste apoyo de tus padres?
Pues al principio no les gusto la idea, pero no por no apoyarme, sino por protegerme. No estaban de acuerdo con que yo me saliera del colegio para empezar a trabajar en la música, por los peligros de la calle y muchas cosas.
Al final siempre me han apoyado. Ahora los dos muy orgullosos, siempre que pueden van a verme a los eventos. Mi mamá es mi fan número uno, ella es la que siempre está gritando y aplaudiendo cuando yo estoy en el escenario. Ellos aman verme haciendo lo que me gusta.
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¿Crees que no se valora al artista nacional en Honduras?
Yo creo que hay gente que sí apoya, lo que pasa es que el artista a veces está donde no tiene que estar. Hablando monetariamente, lo que yo cobro en un evento no es nada comparado a lo que cobran músicos más colocados.
Lo que hay que hacer es trabajar para que la gente lo conozca más a uno. Todo es cuestión de darse a conocer, se necesita tiempo para hacerse un nombre.
¿Qué planes tienes a futuro?
Si Dios me lo permite, quiero seguir trabajando, hasta que me muera en la música. Tengo bastantes proyectos en camino, otros solo pensados, pero lo importante es que están las ganas de demostrar de lo que estoy hecho.
Quién sabe lo que venga después. Quizá no soy la gran cosa, porque vengo empezando, pero estamos trabajando.
Por ahora estoy de solista, es más tranquilo para mí, porque estar en un grupo es bastante estresante, los viajes, desvelos, no comer bien, entre otras cosas. Quizá me falta nivel para estar en esos trotes, pero volvería a cualquiera de las dos orquestas de las que formé parte con orgullo.
¿Qué mensaje le darías un joven que quiere dedicarse al arte?
Que si les gusta algo, háganlo. Habrá miles de personas que les van a decir que no sirven para nada, pero si realmente les gusta algo relacionado con el arte, no pierdan el tiempo y realicen lo que quieran, mientras están jóvenes.
