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martes, mayo 7, 2024

Las cuatro tradiciones más peculiares de la Semana Santa

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CURIOSA. Cada año aproximadamente 2 millones de cristianos en el mundo observan, con mayor o menor fervor, su Semana Santa, aunque varias de las tradiciones son comunes, muchos lugares tienen sus costumbres particulares.

Según investigaciones, existen cuatro tradiciones peculiares que realizan las personas del mundo en Semana Santa. Dentro de esas costumbres se encuentran las siguientes:

Huevos rotos

Cada Semana Santa, miembros de la Cofradía Mundial de los Caballeros de la Omelette Gigante se reúnen en al menos seis ciudades del sudoeste francés para cumplir su misión: «preparar y servir, de forma gratuita y llena de alegría, una tortilla gigante».

Unos 50 voluntarios rompen unos 15 mil huevos. Les añaden varios kilos de grasa de pato y una buena cantidad de sal, pimienta y el pimiento picante d’Espelette local. Luego los vierten en una sartén gigante, que mide unos cuatro metros de diámetro.

Los chefs, blandiendo enormes cucharas de madera que parecen remos, revuelven la mezcla sobre un fuego abierto en la plaza del pueblo, durante unos 30 o 40 minutos, hasta que esté lista para repartirla entre la multitud que acude a las festividades.

La tradición empezó en 1973, pero según la leyenda, nació de una visita a la región de Napoleón Bonaparte, quien tras saborear una omelette preparada por un posadero local, ordenó que los lugareños reunieran todos los huevos que encontraran para hacer una gigante para su ejército.

Con el tiempo, la costumbre traspasó la frontera, aunque no siempre con la misma receta ni en la misma época. En plazas de Bélgica, Canadá, Estados Unidos y Argentina también se rompen miles de huevos.

Costumbre
Primera costumbre: huevos rotos.

Jarrones hechos añicos

En la isla griega de Corfú, mientras las campañas tañen al mediodía del Sábado Santo, los residentes arrojan enormes jarrones adornados con cintas de sus balcones decorados con flores rojas.

Celebran, estrepitosamente, que la muerte ha sido derrotada por la Resurrección, con la ruptura de los jarrones simbolizando el terremoto que ocurrió cuando la tumba de Cristo se abrió.

La inspiración del ruidoso evento proviene de Venecia, donde la gente arrojaba sus pertenencias viejas por la ventana el día de Año Nuevo con la esperanza de que éste les trajera nuevas.

Los residentes de Corfú adoptaron la costumbre para el día más importante de la ortodoxia griega, el Día de la Resurrección, y eligieron esos jarrones precisamente porque hacen mucho ruido al romperse.

Pero Corfú no es la única isla griega que celebra a todo volumen la Resurrección.

Costumbres
Segunda costumbre: jarrones hechos añicos.

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¡Guerra!

En toda Grecia se celebra la misa de medianoche del Domingo de Pascua con un espectáculo de fuegos artificiales, pero en la isla de Chios el asunto es serio.

Dos iglesias rivales recrean una «guerra de cohetes» o Rouketopolemos, en griego.

No se sabe cuándo empezó la trifulca, aunque la tradición local dice que data de la era Otomana. Ya nadie recuerda la razón, pero las parroquias de San Marcos y Panaghia Ereithiani, construidas sobre colinas a 400 metros una de la otra, abren fuego contra el campanario de la oposición durante toda la noche.

Hasta 1889 lo hacían con cañones y, cuando estos fueron prohibidos y confiscados, los parroquianos recurrieron a cohetes caseros.

La señal de la victoria son los impactos más directos infligidos al rival, que se cuentan a la mañana siguiente, para declarar el ganador.

Pero cada año ambas congregaciones se declaran vencedoras, acuerdan discrepar y saldar cuentas el año siguiente.

Costumbre
Tercera costumbre: guerra.

La Madonna che scappa

La ciudad medieval de Sulmona hace una recreación narrativa del encuentro entre la madre de Jesús y Cristo resucitado.

El Domingo de Pascua, la Virgen sale de la iglesia San Filippo Neri, en una esquina de Piazza Garibaldi, con un pañuelo blanco y vestida de negro, por su luto, sostenida en alto por miembros de la confraternidad de Santa María de Loreto (luterini) que la llevan por el pasaje principal de la plaza, y acompañada por dos apóstoles.

En un momento, el ambiente se torna tenso. Los dos apóstoles se detienen, mientras, de lejos, la Virgen busca a su hijo.

De repente, lo ve.

A las 12.00 en punto se escucha un fuerte silbido y un golpe.

Costumbre
Cuarta costumbre: la Madonna che scappa.

En un instante, con un ingenioso sistema de hilos (conocido sólo por la cofradía y por la familia que tiene el privilegio de vestir a la Virgen), el manto negro y el pañuelo caen, revelando un espléndido vestido verde bordado en oro y una rosa roja, mientras 12 palomas vuelan por el aire.

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