COPÁN. Quezailica es una aldea situada muy cerca del municipio de San José y a 30 kilómetros de Santa Rosa, en el occidente del país, es una comunidad que ha estado durante mucho tiempo envuelta en misterios y leyendas que hace que algunos curiosos se acerquen al lugar, mientras otros prefieren mantenerse en silencio.
El lugar antes referido cuenta con el único Cristo Negro de la zona o el «Señor del buen fin» como le denominan su habitantes. Aldeanos mencionan que allí hubo existencia maya hace muchos años e incluso se han sacaron en un tiempo vasijas de sus cuevas, las cuales ahora se conservan en La Entrada, Copán.
El joven Carlos Rivera contó a Diario TIEMPO que el lugar necesita ser más explotado porque encierra cosas que para muchos seguramente serán inexplicables o al menos requerirá una profunda investigación de expertos.
Cuando llegas a Quezailica, escuchas el cantar de los pájaros, la gente cargando leña en sus hombros y las mujeres lavando en los ríos, sin duda es muy pintoresco, pero a algunos que se han atrevido a ir al lugar, se van llenos de dudas a preguntas que difícilmente pueden ser respondidas.
Puedes ir a cualquier hora del día y todo será bonito porque las personas te atienden de buena manera, son muy amables y a la vez tímidos, pero allí no «cala» la prisa de las grandes ciudades y es como si nunca pasara nada. Ya en horas de la noche, en pleno silencio, con la luna como testigo, las personas prefieren estar en sus casas y todos juntos, he allí donde empiezas a escuchar ruidos extraños y el temor te termina casi venciendo; mientras tanto, aquellos que se toman de valor, exploran detalle a detalle para encontrar lo que en verdad se esconde detrás de esa aldea que espera a sus visitantes con los brazos abiertos.
Por allí cuentan que los que se han atrevido a ir a las cuevas dentro de Quezailica, no han vivido para contarlo. Sin duda no es fácil y hay que armarse de valor para atreverse a ingresar a las cuevas de este lugar para encontrar las vasijas que según muchos aún están, pero nadie lo hace por temor a morir a manos de un mal espíritu que viviría en el lugar, según muchos.
¿Te atreverías a visitarla?
