Redacción. El urbanista y pintor mexicano, Eduardo Terrazas, tiene un lema que aplica a todo: «Un buen artista suele tener conciencia social». Isariel Berrios no es ajeno a esto, ya que se convierte en un rehabilitador e incluso en un creador comprometido con la sociedad y conciencia moral del mundo contemporáneo hondureño.
Isariel Berrios es un joven rapero conocido como «El Terrorista», que desde el 2017 expresa sus ideales a través de su música. Nacido en barrio El Nene, en San Manuel, Cortés, desde muy pequeño se interesó en el ritmo y las prosas, comenzando a tocar la batería en una iglesia de su localidad a los 13 años.
Pese a que en su niñez no sufrió carencias, gracias a los esfuerzos de su madre, quien tuvo que tomar también el papel de padre por la inesperada pérdida su esposo, Berrios cuenta que siempre notó la desigualdad que impera en los barrios y colonias de Honduras.
En 2017, el país se sumergió en una profunda crisis por un fraude electoral, siendo esto un detonante para que Isariel escribiera su primera canción. Desde entonces, la corrupción, violencia y migración son algunos de los temas que más le gusta exponer en sus canciones.
«El Terrorista» pone en alto la bandera cinco estrellas. Ha representado a Honduras en varios países de la región en batallas de rap o freestyle. Su dedicación a la música la mezcla con sus estudios, ya que es un universitario pasante de la noble carrera de periodismo.
Mientras esperaba un examen, Isariel regaló un momento a Diario Tiempo para conocer un poco de su carrera y sus hazañas en la música.
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¿Cómo fue tu infancia?
Afortunadamente normal, gracias a que mi mamá logró conseguir empleo en barcos. Por lo menos en lo material, nunca me faltó nada. Tuve pocas carencias, pero viví rodeado de la realidad que siempre ha golpeado a Honduras, en esos días se vivieron varias masacres y bastante violencia.
¿En ausencia de tu madre, entonces creciste con tu papá?
No, lastimosamente mi padre falleció en un accidente, yo apenas iba a cumplir dos años. Me crié con mis abuelos, ya que mi mamá tuvo que irse a trabajar en las embarcaciones por la muerte de mi papá.
No tengo hermanos, entonces mi abuelo asumió esa figura paternal. Con él aprendí a trabajar varias cosas relacionadas con la tierra.
¿Desde niño soñaste con dedicarte a la música?
Se podría decir que sí, porque más o menos a los 13 años mis abuelos me llevaban bastante a la iglesia. Llegó un punto en el que me interesé por la música y comencé a tocar la batería allí. Después mi mamá con mucho esfuerzo me regaló una batería y me metí de lleno a la música. No comencé con rap, al principio tocaba en bandas por decirlo así.
¿Cómo descrubiste que tenías talento para escribir?
Pues desde bien pequeño. Recuerdo que un día me puse a transcribir una canción que se llama “Sueña” de un artista llamado Gerardo. Lo que hacía era que sobre esa pista yo cantaba mis letras.
¿Y tu primera canción oficial como rapero?
Esa fue durante los relajos del fraude electoral de 2017, con eso de la reelección de Juan Orlando. Aquí no había rap protesta y a mí esa línea es la que me gusta, porque uno puede expresar lo que piensa y llevar a la gente un mensaje que los haga pensar.
¿De dónde proviene tu nombre artístico?
De esas mismas protestas, en ese tiempo querían implementar una ley que catalogaba de terroristas a los manifestantes solo por pelear por sus derechos. Me dije a mí mismo: yo hago rap protesta, entonces yo soy «El Terrortista»; ahí se dio el nombre.
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¿Por qué te inclinaste a cantar temas de rap protesta?
Es curioso, porque mi familia no se mete en política, no es tema de discusión para ellos, pero cuando entré a la universidad la cosa cambió. Lastimosamente, no todos los jóvenes logran llegar a una. En una universidad las clases de sociología, historia, entre otras, te enseña cómo ha sido el sistema en Honduras.
¿Crees que al hondureño le falta conciencia social?
Creo que sí, a los hondureños nos falta memoria histórica y también interesarnos más por la política. Aquí hacemos las cosas al revés, mucha gente dice no hables de política, cuando debería ser un tema de importancia, porque las decisiones de país nos competen a todos.
¿También participas en competencias de fresstyle?
Sí, hago ambas cosas. Empecé como rapero, pero en ese mismo 2017 comencé a ver una competencia internacional que se llama “Batalla de Maestros (BDM)”, se dio la casualidad que en Honduras hay BDM, y en ese tiempo participé por primera vez en San Pedro Sula.
He participado a nivel internacional representando a Honduras. Incluso gané un primer lugar en Chile. He competido en Guatemala, Chile, El Salvador y también localmente.
¿Qué le pedirías a las autoridades como joven dedicado al arte?
Definitivamente que apoyen. En Honduras hay talento, pero todo lo que uno hace es autogestionado, todo sale de nuestra bolsa, pese a que hay un presupuesto para la Secretaría de Arte y Cultura. Aquí en San Pedro no hay mucho apoyo.
Les pediría que volteen a ver al presente que somos los jóvenes, si no invertís en el presente, el futuro va a ser precario.
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¿Qué mensaje le darías a la juventud?
A los jóvenes que, aunque tengan herramientas básicas y recursos limitados, traten de explotarlos al máximo.
Edúquense, sean constantes, muchas veces nos desesperamos porque vemos que el tiempo avanza y no sentimos estancados; sin embargo, siempre llega una oportunidad y cuando llega, debemos aprovecharla. Al final la gente que te critica, no te ayuda en nada y eso no debe limitarnos.
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¿Cómo se define Isariel Berrios?
Como una persona que respeta lo que piensan los demás. Tengo un carácter bien explosivo, muchas veces me gana la emoción y reacciono. Soy una persona apartada, me acostumbré a estar en mi cueva, solo y tranquilo.
¿Qué planes tienes a futuro con tu música?
Pues por suerte se me están abriendo varias puertas en el arte, en agosto voy a una presentación a Nicaragua, en marzo voy a participar en El Salvador.
Además, tengo la meta de dar a conocer con el Rap catracho, lo que realmente vivimos. Somos un país bien escondido, en varios de los países que he visitado ni saben donde queda Honduras, entonces hay trabajo para dar a conocer lo bueno y lo malo que tenemos.