Redacción. Momentos de tensión vivió un hondureño luego de que su vehículo empezará a arder en llamas a la altura de El Balín, Santa Cruz de Yojoa (en la carretera CA-5), donde transitaba para acudir a un retiro de docentes y, pese al susto, afirmó, Dios estuvo con él en todo momento.
El protagonista es David Euceda, maestro y pastor de una iglesia evangélica ubicada em San Pedro Sula, Cortés. De acuerdo con su relato, iba a bordo de su Kia Rio 2015 de manera normal cuando la cabina se empezó a llenar de humo.
En una entrevista con Diario Tiempo, el hondureño dio mayores detalles de lo que realmente pasó y relató cómo Dios lo arropó en ese momento de preocupación, mientras miraba su carro arder en la carretera.
«Mientras me dirigía hacia un retiro de docentes, desde San Pedro Sula hacia La Esperanza, experimenté un momento que marcó mi vida. Al llegar a la altura del sector conocido como El Balín noté por el retrovisor que el vehículo que conducía comenzaba a echar humo», dijo el hondureño.
Bastaron minutos
En consecuencia, David Euceda procedió a bajar la velocidad y revisó su tablero a fin de identificar si algo marchaba mal, constatando que todo parecía ir en orden. Pero unos minutos después escuchó una explosión en el motor.
«Los frenos no respondían y, en cuestión de segundos, la cabina se llenó de humo, bloqueando completamente mi visión y dificultando saber hacia dónde me dirigía», contó.
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Dios estuvo allí
Como un hombre lleno de fe y temeroso de Dios, el hondureño logró detener el vehículo y al intentar salir descubrió que las puertas no se podían abrir debido a que tenían puesto el seguro y la nube de humo le impedía ver con claridad.
«Fue entonces cuando comencé a golpear las puertas con mi cuerpo, mientras sentía el calor del fuego que se acercaba a mis piernas. Finalmente logré abrir una puerta y escapar», comentó el pastor que salió ileso del trágico hecho.
Asimismo, Euceda contó que a penas salió del automotor en llamas, escuchó varias explosiones y después el vehículo estaba totalmente incendiado.
«Con tristeza vi cómo se consumía el patrimonio que con tanto esfuerzo había adquirido. Este vehículo era nuevo para mí, y era la primera vez que lo utilizaba en carretera abierta», explicó Euceda, resaltando que es un carro de la marca Kia.
Un milagro que pudo ser tragedia
El hondureño afirmó que la experiencia fue bastante traumática para él, llena de emociones y sentimientos. No obstante, destacó que está agradecido con Dios porque lo cuidó y, además, le permitió salir con vida de un escenario que pudo marcar una tragedia mortal.
«Para los que amamos a Dios sabemos que, aunque atravesemos momentos difíciles, todo tiene un propósito divino. Aunque al principio no lo entendamos, con el tiempo él nos da claridad y nos muestra su plan perfecto», acotó el pastor.
Tras sufrir esta situación, como pastor y como orientador educativo afirmó que la experiencia le deja valiosas enseñanzas. «Me ha confirmado mi llamado a servir, no sólo en lo espiritual, también en el apoyo integral a las personas. Me recuerda que no debemos aferrarnos a las cosas materiales, que son temporales y pasajeras. Jesús nos dejó una enseñanza poderosa al decir:
No acumulen riquezas en este mundo, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones entran a robar. Más bien, acumulen riquezas en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido pueden destruirlas, ni los ladrones pueden entrar a robar. Pues donde esté su riqueza, allí estará también su corazón (Mateo 6:19-21, TLA)».
El vehículo quedó destruido en su totalidad porque las llamas lo abarcaron en cuestión de minutos y se expandió a causa de los materiales inflamables. Hasta el sitio llegaron elementos de la Policía Nacional y Cuerpo de Bomberos.