Redacción. Motivadas e inspiradas por la fotógrafa hondureña Pilar Lunas, varias mujeres han aprendido a crear tejidos de piel de pescado, transformando estos desechos culinarios en valiosos materiales textiles.
Desde su primera visita a las zonas pesqueras de Honduras en 2015, Pilar Lunas se inspiró en la biodiversidad del país y tuvo la iniciativa de dar una segunda vida a lo que antes se consideraba un desperdicio.
«Hemos formado a más de 540 mujeres de comunidades indígenas y vulnerables en esta práctica sostenible», explicó Lunas para un medio de comunicación.
«Estas mujeres han logrado dar salida a las 3,2 toneladas de piel de pescado que se desechan cada año tras la pesca artesanal para el consumo humano», agregó.
Con una textura similar al cuero, «la piel de pescado no solo cuenta una historia que es única y humana, local e internacional, sino que es una solución a los problemas de desperdicio y sobreexplotación de la moda tradicional», explica la diseñadora, que expande su técnica de curtición a comunidades costeras de Guatemala y Panamá.
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Pieles desechadas de pescado
Durante un viaje a Mosquitia, Honduras, Pilar descubrió en las pieles desechadas de pescado un material con potencial. Inspirada por su brillo y resistencia, transformó este desecho en el eje de «Vos», su firma de moda sostenible.
«Aunque fuera fotógrafa, mi camino hacia el diseño no fue lineal, y aunque me gustara jugar con composiciones y colores, lo que me impulsó hacia el diseño fue ver que era la forma de lograr generar un impacto positivo en el mundo», dijo Lunas, que ha convertido su firma en un proyecto de vida.
El proyecto convierte pieles de pescado en zapatos, accesorios y tapicerías de lujo, combinando impacto ambiental positivo con prácticas artesanales.
Lunas desarrolló un proceso de curtición sin químicos dañinos, adaptado a comunidades sin acceso a electricidad. Además, garantiza prácticas responsables, evitando el uso de especies en peligro y respetando los ciclos reproductivos de los pescados.
Más que diseño, Lunas busca crear ecosistemas empresariales sostenibles. “La moda avanza hacia la sostenibilidad porque los consumidores valoran el impacto social y ambiental de lo que compran”, afirma.