Redacción. Gisèle Pelicot ofreció su testimonio en un tribunal de Aviñón el jueves, en un importante juicio que involucra a más de cincuenta hombres acusados de abusarla en repetidas ocasiones mientras estaba inconsciente.
A lo largo de varios años, su exesposo, Dominique Pelicot, la sometió a drogas y permitió que otros hombres la agredieran sexualmente, muchos de ellos contactados a través de Internet.
Desde el inicio del proceso, Pelicot decidió presentarse sin ocultar su identidad. Ella ha declarado que el objetivo del juicio es hacerlo público para que el caso contribuya a una causa mayor y prevenga futuras experiencias de sumisión química en mujeres.
“La policía me salvó la vida investigando el ordenador del señor P“, explicó Pelicot en su primera audiencia, mencionando como describe ahora a su marido, del que está en proceso de divorciarse».
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Pelicot explicó que no tuvo conocimiento de las violaciones hasta que la policía la informó. Esto ocurrió después de que las autoridades revisaran los dispositivos electrónicos de su exmarido y encontraran más de 2,000 fotos y vídeos incriminatorios.
“En ese momento, tuve ganas de desaparecer, porque sabía que tenía que contarle a mis hijos que su padre estaba bajo custodia policial”, relató.
Este jueves, reafirmó lo que había expresado el lunes pasado sobre su deseo de que el juicio se llevara a cabo de manera pública. “Hablo por todas estas mujeres que están drogadas y que no lo saben, lo hago en nombre de todas estas mujeres que quizás nunca lo sabrán […], para que ninguna mujer más tenga que soportar la sumisión “química”, manifestó Pelicot.
“Son escenas de barbarie”
Durante casi cuatro horas, Pelicot confrontó a sus agresores, al tribunal y al público, revisando de manera exhaustiva cinco décadas de su vida. Según informes de medios que cubrieron el juicio, Pelicot compartió detalles de su infancia, un período marcado por el duelo por la muerte de su madre cuando ella tenía nueve años.
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Asimismo, subrayó cómo su padre, un boxeador, se mantuvo firme frente a la adversidad, y cómo ella siguió su ejemplo, sin rendirse nunca.
«Estoy inerte, en mi cama, y me están violando. Son escenas de barbarie. Mi mundo se está derrumbando, todo se está derrumbando, todo lo que he construido en cincuenta años. Francamente, para mí son escenas de terror», describió Pelicot al tribunal en declaraciones recogidas por medios los franceses.
Gisèle Pélicot revela que, aunque muestra una fachada de fortaleza frente a los demás, en realidad su interior está profundamente afectado por las secuelas de los abusos que ha vivido. “La fachada parece sólida, pero por dentro es un campo de ruinas, tendremos que reconstruir”, aseguró.
También, comentó que su motivación para mantenerse firme proviene de su deseo de proteger a sus hijos, y que, a causa de esta determinación, suele ser percibida por los demás como una mujer de notable fortaleza.
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