HISTORIA HUMANA: Gabriela Martínez, «no pierdo las esperanzas de culminar mi carrera»

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Tegucigalpa. Gabriela Martínez Ávila es una de las tantas madres jóvenes que sueñan en convertirse en profesional; sin embargo, cuenta que su destino se tornó diferente, ya que hace un mes ella junto con su familia fueron desalojados de sus casa en la colonia Godoy y de su hogar solo quedan escombros.

«Ahora vivimos en la calle», pero aún deseo culminar con mi carrera, aseguró Gabriela con un impulso de superación.

El ocho de junio del presente año autoridades del Instituto de Previción Militar (IPM) echaron a 26 familias de predios donde ya habían construido sus hogares.

El IPM aduce que estos terrenos donde estaban ubicadas estas familias le pertenecen a esta institución.

Dichos predios están ubicados en la colonia Godoy de la ciudad de Tegucigalpa.

«Teníamos 48 años de vivir aquí», aseguró Martínez a Diario Tiempo quien decidió conocer un poco sobre la situación de estas familias.

Martínez de 27 años de edad formaba parte de los miles de estudiantes que cursan con esfuerzo su carrera profesional en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Sin embargo, el destino le deparó otro futuro, «yo trabajaba en un bufete como secretaria», relata esta madre.

Asimismo, reconoce la situación del país y el deseo de superación la llevó a tomar la decisión de trabajar y estudiar a la vez.

«Yo se que no soy la única que hace ambas cosas pero soy el vivo ejemplo de que quiero salir de la ignorancia y darle una mejor vida a mi hija», puntualizó.

La fémina manifestó que ya llevaba tres años en la carrera de Letras con orientación en español en la UNAH, «me quede sin trabajo y tuve que retirarme de la universidad», agregó.

No pierdo las esperanzas

Pese a la situación en la que se encuentra la familia de Gabriela Martínez nunca pierde las esperanzas de encontrar trabajo y terminar sus estudios.

«Quiero terminar mi carrera, las esperanzas son las últimas que se pierden, si Dios lo permite más adelante yo sé que se van a abrir puertas y vamos a salir adelante», detalló.

Martínez es madre de Linsey Valeria Martínez Martínez, «mi bebe tiene tres años».

La cabeza de este hogar es Oscar Martinez un hondureño trabajador, quien lucha día con día por llevar alimento a sus dos princesas que lo esperan ahora en una «champita» improvisada en la calle.

«Él siempre ha trabajado, es transportista, todos los días sale a las cinco de la mañana y regresa a las nueve de la noche», continuó.

El apoyo que le dan al esposo de Martínez en su trabajo es que a veces le dan días, «cuando no puede ir lo dejan que falten».

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En el momento que nos dicen que nos salgamos de las casas nosotros nos pusimos renuentes

La desalmada expulsión de sus viviendas de 26 familias ubicadas en ese sector ocurrió el ocho de junio, «tenemos aquí en la calle un mes y cinco días», constató la afectada.

De acuerdo con el testimonio recabado la familia Martínez Martínez tiene 48 años de vivir en esta colonia.

«Al papá de mi suegra lo ubicó aquí la alcaldía porque él trabajaba con la alcaldía pero la alcaldía jamás le dio papeles, el vivió toda su vida aquí y aquí murió; él se vio un poquito lento al no movilizarse para reclamar papeles», explica la esposa Oscar.

En ese sentido, indica que nunca se prepararon «porque jamás pensamos que este iba a ser el fin de la historia».

No obstante, de las 26 familias solo 13 han quedado, esto porque el IPM indemnizó a la mitad de las familias que habían construido sus casas con material.

«A los que teníamos casas hechas de madera solo nos dieron 10 mil lempiras pero nosotros manifestamos que queremos el apoyo del gobierno para construir de nuevo nuestras casas sin que nos echen a la calle», denunció Gabriela.

Además, lamentan la perdida de muebles, aparatos electrónicos, dinero que invirtieron en las casas donde vivían.

«Lo que poco que teníamos lo perdimos porque la lluvia nos ha desecho nuestras cosas», prosiguió.

Ayudas

A pesar de las circunstancias, estas familias ofrecen su agradecimiento a vecinos, organizaciones, y a la diputada Doris Gutiérrez quien ha estado al pie de la bandera solicitando la construcción de casas para reubicarlos.

«Una organización no gubernamental nos donó dos carpas, una la usamos como habitación y la otra para guardar las cosas».

Mientras han estado a la intemperie improvisaron una cocina «nos turnamos para cocinar, no cocinamos cuando tenemos hambre si no cuando nos toca», expresaron.

Durante se hizo el recorrido para verificar las condiciones de las familias se pudo observar que en cada «champita» que improvisaron dormían de cuatro a seis personas.

También recrearon un baño con tablas y plástico para hacer sus necesidades. Mismo que es usado por las 13 familias.

«Jamás imaginé que en mi vida iba a pasar por esto es una situación bien difícil, y hasta que uno lo está viviendo, es algo que nos puede pasar a todos los seres humanos sin importar nuestra situación social, la vida da muchas vueltas», opinó Gabriela.

Finalmente añadió que «nosotros votamos por Juan O. Hernández, él nos decía que cuatro años más pero jamás nos explicó que eran cuatro años más de vida peor para nosotros y mejores para él».