Tegucigalpa, Honduras.- Con el paso de los meses, los actos ilícitos de estructuras criminales que operan en Honduras vistiendo indumentaria de dependencias como la Policía Nacional y la Policía Militar del Orden Público (PMOP) vienen en incremento, y no parecen tener un control por parte de las autoridades, según expertos consultados por Diario TIEMPO.
Entre los hechos violentos de este 2024, se encuentra el suscitado en marzo, en la aldea Bijao de Puerto Cortés, donde sujetos a bordo de dos vehículos llegaron vestidos con indumentaria policial, con chalecos antibalas rotulados con las siglas de la Dirección Policial Antimaras y Pandillas contra el Crimen Organizado (Dipampco), y armados con fusiles y pistolas automáticas.
Estos realizaron el proceso como si iban a requerir a los tres hombres. Tras registrarlos, dispararon sus armas en ráfagas hasta matar a dos de los hombres. Las víctimas fueron identificadas como Nery Javier Oviedo Hernández, de 30 años de edad, y su cuñado Mauro Antonio Ardón García.
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Asimismo, el pasado 4 de abril se registró una masacre en un sector conocido como las faldas del Cerro Juana Laínez en la capital, donde, según testigos oculares, sujetos vestidos con uniformes de la PMOP (traje verde) le quitaron la vida a Eduard Edgardo Wilban Méndez, de 21 años de edad, Cristian Alexis Corrales Zepeda, de 17 años de edad y Jonathan Isaías Orellana Banegas, de 19 años de edad.
En horas de la noche, los sujetos vestidos de militares se pararon frente a los tres jóvenes y les realizaron el procedimiento de revisión de rutina, y luego procedieron a quitarles la vida.
Asaltos
Por otra parte, los uniformes de los entes armados también se han visto involucrados en robos. El pasado 21 de febrero, sujetos vestidos con uniformes de la DIPAMCPCO y de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) utilizaron armas de grueso calibre para asaltar una tienda en la colonia 21 de febrero de la zona central del país.
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Además, el pasado 20 de abril, sujetos con indumentaria de la DIPAMCPCO asaltaron a trabajadores y clientes de un reconocido autolote ubicado en una zona céntrica y comercial en San Pedro Sula.
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Campaña de desprestigio
El director de comunicaciones de la Policía Nacional, Miguel Martínez Madrid, expuso ante este medio de comunicación que los delincuentes utilizan uniformes falsos, que no son los que portan los agentes.
«No es indumentaria policial, son gorras y uniformes mandados a elaborar, que no son policiales. No cuentan con la calidad, ni la serie, ni los distintivos de las fábricas donde se realiza la indumentaria real de la Policía Nacional», manifestó.
Madrid afirmó que el uso de la indumentaria de los entes armados es una campaña de desprestigio montada por la Mara Salvatrucha (MS-13) y Pandilla 18 con el fin de desacreditar las acciones de los verdaderos agentes policiales, y terminar con la confianza de la población hacia las instituciones.
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Madrid aprovechó la detención de dos sujetos de la MS-13 en la zona de Río Abajo de la capital, con indumentaria policial, para mostrar a la población las diferencias entre el un uniforme falso y el que portan los agentes.
«Varias denuncias interpuestas en organismos con derechos humanos estuvieron relacionadas con acontecimientos de estas estructuras criminales que buscan desprestigiar la labor policial. Desde hace meses se han generado las alertas sobre estos aspectos, por lo cual, se han redoblado las operaciones para capturar a estos sujetos», indicó.
El comisionado cerró afirmando que las gorras, botas y otra ropa similar a la de entes armados, a veces es comprada incluso en mercados de Honduras.
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Debe regularse
Sobre el tema, el criminólogo Gustavo Sánchez expuso a Diario TIEMPO que es grave que el crimen organizado utilice los uniformes policiales para delinquir, debido a que confunden a los hondureños honrados y generan una desconfianza, porque es difícil diferenciarlos.
«Hay una desproporcionalidad tremenda en cuanto a 18 mil policías y ciudadanía de 10 millones. Es difícil combatir la criminalidad con tan pocos policías. No vamos a tapar el sol con un dedo, hay agentes de DPI y policías involucrados en actos ilícitos y graves. Pero han sido presentados ante autoridades judiciales», manifestó.
Sánchez dijo que desde la Policía Nacional podrían tomarse una serie de medidas para evitar estas situaciones confusas. Sugirió, a modo de ejemplo, que cuando los verdaderos agentes policiales vean a personas sospechosas con esta indumentaria, deben pedirles la identificación respectiva.
Asimismo, expuso que se podría usar un chip especial en los uniformes para controlar a cada uno de los agentes. Esta sería una medida para poder contener la situación que va en alza.
También expuso la implementación de mecanismos de control donde se mandan a hacer los uniformes similares a los de las instituciones armadas. Y la regulación en la venta de ropa y chalecos que se asemejen a los que portan los agentes.
«Hay un problema en las instituciones: siempre se infiltran delincuentes. Podrían pasar toda la pruebas de confianza, no tener antecedentes, pero se infiltran. Son estas personas que cometes esos delitos, por eso es difícil de contrarrestarlos», concluyó.
Buscan desestabilizar
Por su parte, el experto en materia de seguridad, Edgardo Mejía, explicó a TIEMPO que los criminales utilizan los uniformes aprovechándose de la confianza que tiene la ciudadanía hacia los entes policiales.
«Una de las funciones de las estructuras criminales es desestabilizar la sana convivencia y la seguridad de la ciudadanía. Dar esa desconfianza hacia las instituciones de investigación que son las que velan por el sueño y la sana convivencia», manifestó.
Mejía explicó a la ciudadanía que hay cierta actitud, posicionamiento de horario y esquemas de trabajo que, bajo una comunicación con la Policía, se deberían deberían permitir conocer las operaciones que realizan. También, detalló que uno de los indicativos de operaciones policiales es la ubicación en lugares de alta visibilidad y no alejados de la ciudadanía.
Cerró señalando que «Honduras es uno de los referentes de la maquila en Centroamérica», por lo que «es un gran reto poder erradicar y limitar el uso de la indumentaria policial».
Ante la alta incidencia de los actos delictivos con uniforme policial, los hondureños se encuentran alarmados al no distinguir con claridad entre agentes reales y delincuentes.
