Redacción. Valentía, empatía y carácter son algunas de las cualidades que describen a Katherine Rodríguez, una joven soñadora que busca abrirse paso en el periodismo de Honduras.
Nació en Tegucigalpa y desde pequeña se ha interesado por el mundo de la comunicación, ya que siempre vio su noble profesión como una herramienta para ayudar a los más necesitados. Pero su camino no ha sido fácil porque, al igual que muchos jóvenes hondureños, tuvo que trabajar y estudiar al mismo tiempo para lograr alcanzar sus primeras metas.
Pese a su corta edad (25 años), la bella y talentosa periodista ha colaborado con varios medios de comunicación a nivel nacional. Actualmente se desempeña como locutora en “La 96.5 FM”, radio donde busca concientizar, educar y a la vez entretener a la población hondureña.
Atenta y muy simpática, le permitió a Diario Tiempo conocer detalles de su vida, sus pormenores en el periodismo, y hasta su situación sentimental actual.
Entrevista
¿Cómo fue tu infancia?
Mi infancia fue bonita. Tengo recuerdos de cuando jugaba con mis vecinitos; en ese entonces no había teléfonos y uno podía salir a jugar. Era menos peligroso y uno hasta podía andar en la calle por la noche. Muy bonita la verdad.
¿Por qué decidiste dedicarte al periodismo?
Desde que estaba en el colegio siempre quise dedicarme a algo que me permitiera ayudar a la gente. Siempre me ha gustado ayudar. Cuando estaba pequeña me gustaba andar metida en grupos de ayuda y me fijaba que en los medios muchas veces ayudaban a las personas.
¿Siempre quisiste ser periodista?
Al principio quería estudiar Lenguas Extranjeras pero, por dentro, sentía que con esa carrera raramente iba a poder ayudar a las personas. Se dio la oportunidad de hacer una prueba vocacional y ahí decidí que iba a ser periodista.
¿Antes del periodismo tuviste otros empleos?
Sí, gracias a Dios. Después de salir del colegio conocí una persona que me metió al perifoneo. En eso estuve trabajando como tres años para el edificio Midence Soto del centro; junto con otra chava éramos la voz del Midence.
Al mismo tiempo estudiaba. Eso era de lunes a viernes, y los fines de semana trabajaba en un restaurante de mesera.
¿Cómo hacías para llevar esa rutina tan ocupada?
Las ganas de salir adelante. Siempre me ha gustado trabajar. Me decía a mí misma: quiero ser el orgullo de mi familia. Me tocaba desvelarme; a veces había exámenes o tareas y recuerdo que hasta me quedaba dormida estudiando.
Siempre traté de aprovechar el tiempo al máximo. Muchas veces sólo iba a la universidad, a mis clases, después a trabajar y otra vez llegar a la casa.
¿Cómo llegó tu primera oportunidad de trabajar en medios?
Eso fue pura casualidad. Me la dio Canal 30 de Olancho, gracias a una amiga de la universidad que vive en Catacamas. Fue todo un reto, porque no tengo familia en ese lugar, inclusive, no conocía nada de Olancho.
Me contactaron con la dueña del medio, viajé, hice una prueba y en cuestión de una semana ya estaba trabajando como presentadora en el canal. Mis papás estaban emocionados y a la vez preocupados, porque era la primera vez que tenía que salir de mi casa.
¿Te dio miedo irte a vivir sola y abruptamente a Olancho?
Al principio, sí, porque el departamento tiene fama de peligroso. Mis amigos cercanos me decían que allí mataban y que solo pistola ofrecían. Cuando llegué a hacer la prueba me di cuenta de que no era así. Era totalmente diferente, un lindo lugar con gente buena.
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¿Por qué decidiste volver a la Tegucigalpa?
Varios factores. El más importante fue porque extrañaba demasiado a mi familia, y la sobrecarga laboral no me dejaba poder venir a verlos.
Yo hacía de todo en el medio, pasaba día y noche en el canal. Me remuneraban bien, pero cada vez me costaba más viajar desde Olancho hasta Santa Lucía. Mejor decidí volver. No vale la pena ganar dinero si no estás con tu familia.
¿Y como llegaste a la radio?
Gracias a mi trabajo. Me recomendaron para hacer una prueba y, gracias a Dios, les gustó y me dieron la oportunidad.
Actualmente, en la radio estoy en un programa más juvenil; siempre tocamos diversos temas de la sociedad, solo que lo tocamos de un punto de vista más social, como una persona más.
¿Tienes novio actualmente?
No, no tengo novio (ponele ahí: no tengo novio, pero en busca. Es broma. Ja, ja, ja).
¿Cómo tiene que ser un hombre para llamar tu atención?
Tiene que ser un hombre caballeroso, que realmente quiera alcanzar el éxito conmigo, pero, sobre todo, un hombre respetuoso.
¿Quién es tu mayor inspiración?
Mi familia, ellos siempre me han apoyado. Desde pequeña siempre han creído en mí, nunca me han dado la espalada.
¿Y tu mayor obstáculo?
Lo contrario: estar lejos de mi familia.
¿Qué proyectos tienes a futuro?
De momento quiero seguir desarrollándome en el periodismo, ya sea en la tele, radio o en prensa escrita. Para mí el periodismo es pasión, y cuando vos amás algo disfrutas cada una de sus áreas.
¿Qué mensaje le darías a los jóvenes que están en busca de cumplir sus metas?
Que no se den por vencidos, no importa cuanta gente los señale o los critique. A mí hubo gente que me dijo que nunca iba a crecer en ningún trabajo, hasta maestros, a veces intentan desmoralizarte. Trabajen todos los días en mejorar sus habilidades. Sin esfuerzo, no hay éxito.