Salud. Beber diariamente café es muy controversial, siendo una de las bebidas con mayor consumo a nivel mundial. Abundan opiniones diversas, algunas respaldadas por la ciencia y otras no tanto.
Es innegable que la cafeína actúa como un estimulante, despertando al cerebro desde la primera taza matutina. Para muchos es tan esencial que incluso al no tomarse una taza de café expresan tener dolor de cabeza.
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Esto refleja la dependencia que algunos desarrollan hacia el café para funcionar correctamente, pero también resalta su papel como elemento social. El café no sólo conquista a nuestro paladar con su sabor amargo y reconfortante, sino que también despierta nuestras mentes gracias a sus efectos sobre la función cognitiva.
Sin embargo, el café genera preocupaciones. Algunos se cuestionan sus efectos en la salud, especialmente a largo plazo. Otros critican su impacto ambiental, desde el cultivo hasta el desecho de los posos.
Efectos negativos del café
Según una reciente investigación llevada a cabo por un equipo internacional de científicos, consumir dos o más tazas de café o té al día podría incrementar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Los investigadores revisaron 17 estudios realizados en Estados Unidos y Asia, los que examinaron la relación entre el consumo de estas bebidas y el cáncer de pulmón. Estos estudios incluían tanto a personas que no fumaban como a fumadores ya diagnosticados con la enfermedad.
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Dado que el consumo de café y té está estrechamente vinculado con los hábitos de los fumadores, estudios previos podrían haber presentado resultados inconsistentes. Investigaciones anteriores no diferenciaron claramente si el cáncer de pulmón fue causado por el tabaco o por estas dos bebidas.
La evaluación reveló que las personas no fumadoras que bebían dos o más tazas de café al día tenían un 41 % más de probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón en comparación con quienes no consumían esta bebida. De manera similar, los no fumadores que consumían dos o más tazas de té al día tenían un 37 % más de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellos que no bebían té.