ESTADOS UNIDOS. Pese a que el entrenador hondureño de fútbol colegial Rolando Chirinos residió en Estados Unidos desde 1970, nunca olvidó de dónde venía, especialmente después de que comenzó a trabajar con jóvenes hace 29 años.
Y es que según su hijo Rodolfo Chirinos, él siempre recolectaba equipos viejos para luego donarlos en Honduras a los niños más necesitados que quisieran jugar fútbol.
Es así como entonces, en cualquier oportunidad que tenía, tomaba tacos viejos, espinilleras, calcetines, uniformes, trofeos y cosas similares de sus jugadores y una cantidad de personas generosas a lo largo de los años.
Luego lo enviaría a familiares y amigos en San Pedro Sula para entregar a los niños de los barrios y colonias abandonados.
«A veces le preguntaba, ‘papá, ¿por qué todavía tienes esto? La caja se está llenando’ y él decía ‘no, todavía tenemos que llenarla más’, dijo Rodolfo. «Era amoroso y generoso y, personalmente hablando, me enseñó a ser papá. Amaba a su familia y no puedo decir lo suficiente sobre lo que significa para nosotros», agregó.
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Entrenadores que trabajaron con el hondureño lo confirman
Las palabras de su hijo, coincidieron con las dicha por Rago, un ex-futbolista de New Dorp, con quien el hondureño dirigió al equipo colegial Los Falcons.
«Siempre pensó en las personas menos afortunadas. Las chicas sabían lo que significaba para él y les encantaba darle cosas para enviar o llevar con él cuando realizara su viaje a Honduras. Tenía un corazón de oro«, señaló Rago.
Por su parte, Tony DiMaggio, entrenador que tuvo como asistente a Rolando antes que Rago dijo que «tenía una gran caja de cosas que recolectaba de los equipos y apreciaba que los niños siempre contribuyeran».
Y además, cuando regresaba de Honduras, él agradecía la generosidad de las personas que lo apoyaban llevándoles ‘recuerditos’ de su país. «Siempre traía de vuelta juguetes mecánicos o llaveros para los adultos como agradecimiento», recordó DiMaggio.
Muere por Covid-19 en EEUU
El hondureño Rolando Chirinos, de 79 años de edad, murió durante la madrugada en el Hospital de la Universidad de Staten Island.
Le sobreviven su esposa Martha, casados por más de 50 años, tres hijos, llamados Rodolfo «Rudy» Chirinos, María Oliva y Luis López, ocho nietos y cinco bisnietos.
Para las personas que deseen ayudar a la familia, se creó una cuenta en Gofundme.com para contribuir.
