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domingo, diciembre 22, 2024

Desmantelan una red de venta de cádaveres en Valencia

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Redacción. Cadáveres a 1.200 euros. La operación «Thanathos» de la Policía Nacional española ha sacado a la luz una gran trama de venta clandestina de cadáveres en Valencia, España. Los implicados, que pertenecían a una funeraria, presuntamente se dedicaban a proveer cuerpos a las facultades de medicina para su estudio.

En España, los cuerpos que suelen utilizarse en los centros de enseñanza sólo pueden ser donados para la ciencia por el propio interesado, sus familiares o la administración y casi siempre de forma gratuita.

La mayoría de los expertos interpretan que el uso de cadáveres está regido por Ley 30/1979, sobre extracción y trasplante de órganos, que garantiza el altruismo en las donaciones tras la muerte. Pero toda donación debe ser voluntaria y gratuita.

No obstante, existe un importante vacío legal en la materia. La falta de cadáveres disponibles para las prácticas es un acicate para las mafias. Tanto, que este grupo falsificaba documentación para poder retirar los cuerpos de hospitales y residencias de personas con un perfil muy determinado: ancianos sin familiares, personas sin techo o extranjeros. Luego vendían los cadáveres a las universidades por 1.200 euros.

Fortuna 

Pero ahí no acababa el macabro negocio. Esta organización criminal además llegó a facturar 5.040 euros a una universidad por realizar once incineraciones ilegales de cuerpos (que ya había sido diseccionados). Las incineraciones no aparecían reflejadas en las facturas emitidas por ninguna de las incineradoras que operan en la ciudad.

La investigación comenzó a principios del 2023 cuando se retiró el cadáver de anciano de la morgue por parte de una funeraria. Sobre ese caso, se habrían realizado falsificaciones en el libro registro del mismo. La corrupción también se manifestaba a través de documentación facilitada en el Registro Civil.

Tras numerosas pesquisas, los investigadores comprobaron como dos trabajadores de una funeraria, tras falsificar documentos, se habrían apoderado de un cuerpo que se encontraba en la morgue del hospital. Después lo habrían trasladado a una universidad para su estudio en vez de haberle dado sepultura.

Al fallecido tenían que enterrarlo en su localidad de residencia, en un sepelio de beneficencia abonado por el ayuntamiento de la localidad valenciana. No obstante, lo vendieron para su estudio por casi 1.200 euros, sin que ningún familiar o amigo hubiera dado su consentimiento.

Continuando con la investigación, los agentes localizaron otro caso con el mismo modus operandi, esta vez el difunto se encontraba ingresado en una residencia geriátrica y, al parecer, habría sido el propio hombre, quien habría supuestamente autorizado la donación de su cuerpo.

Investigación 

En este caso, los investigadores pudieron constatar que el hombre poco antes de fallecer tenía menoscabadas sus capacidades mentales ya que sufría un deterioro cognitivo severo, lo que no le hubiera permitido entender lo que suponía la donación. La donación estaba firmada para que el cadáver puediera readmitirse a una determinada facultad de medicina, pero finalmente lo trasladaron a otra. Según la investigación, pagaba más dinero por el mismo, para ello, consiguieron mediante engaño que personal sanitario firmara el cambio de destino del cuerpo.

Los investigados buscaban fallecidos que no tuvieran familiares, preferiblemente extranjeros o que en vida hubieran tenido condiciones de vida precarias para realizar las irregularidades, ya que así se aseguraban que no se hiciera ningún seguimiento sobre dichas donaciones por parte de algún familiar.

De igual interés: Video: Mujer pasea a un hombre con una correa de perro en Valencia, España

Más irregularidades

Los agentes también averiguaron que se habrían producido irregularidades en las incineraciones de los cuerpos que habían donado a la ciencia. Tras varias gestiones, los agentes averiguaron que la empresa funeraria habría facturado a una universidad 5.040 euros por 11 incineraciones. Las acciones no aparecían reflejadas en las facturas emitidas por ninguna de las incineradoras que operan en Valencia.

Parece ser que los investigados aprovechaban la disección y desmembramiento de los cuerpos para introducirlos en los féretros de otros difuntos, realizando una sola cremación de varios cadáveres, ahorrándose pagar por ellas y a la vez facturándolas a la universidad, sacando notables beneficios con esta práctica.

Fuente: La Voz de Galicia

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