Internacional. En las profundidades del Jardín Arqueológico Davidson, un sello de piedra negra de 2,700 años salió a la luz, reescribiendo lo que sabíamos sobre la lectura y la escritura en la antigüedad.
Este sello, cuidadosamente tallado en piedra negra, lleva la firma personal de Yeho’ezer ben Hosh’ayahu, como lo demuestra la inscripción en paleohebreo grabada al revés para estamparla en cera.
Acompañando a la inscripción, el amuleto muestra una figura alada, cuya representación evoca el arte asirio, evidenciando los intercambios culturales de la época.
Le puede interesar: Niño rompe vasija de más de 3,500 años de antigüedad en un museo
El agujero del amuleto sugiere que fue un objeto personal, tal vez un colgante, llevado por un individuo de alto rango. Como señalaron los directores de excavación, Yuval Baruch y Navot Rom, es uno de los más bellos jamás encontrados en Jerusalén.
Este sello de piedra, además de su función como herramienta administrativa, servía como amuleto protector. Sin embargo, su diseño también se considera un talismán capaz de otorgar protección y buena fortuna a su portador.