Cristian y su hermano, dos niños de luz en las calles

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Cristian
Cristian y su hermanito.

REDACCIÓN. Cuenta joven que tomó la fotografía: «Iba caminando por peligrosas calles en plena luz del día y en una hora agitada.

Mis ojos puestos en toda le gente movilizándose de un lugar a otro, los comerciantes promocionándose en sus bocinas.

Policías resguardando los principales puntos de la ciudad y las barrenderas queriendo mostrar la mejor cara de la ciudad.

Hasta que de repente miré a dos «chiquitines» recostados sobre una pared, sentados sobre una gradas, fue imposible no captar una postal par la historia.

Casi todas las noches se van a dormir en la fría acera de concreto, los túneles de las alcantarillas, techos o en estacionamientos.

Están expuestos a la violencia y a conductas ilegales todos los días. Además las bandas y las autoridades locales pueden golpearlos si los descubren y todo porque no los comprenden.

Pobreza

Se ven obligados a luchar solos por el resto de su vida sin la ayuda de los padres o del gobierno: Sin duda este es un perfil de un niño de la calle.

Dios quiere entrar en las vidas de estos niños que están en las calles, él quiere que amemos a los que crecen sin amor.

Nuestra pasión es acceder a las zonas abandonadas de las ciudades. Hacer brillar un rayo de esperanza en la vida de los niños que viven solos y desolados en la calle.

Niños en la calle

Haciendo un esfuerzo para ir a ellos, conocerlos justo donde están, sucios, hambrientos e incluso drogados.

Es imprescindible comunicarles que los amamos tal como son y permitirnos establecer una relación y confianza con los niños desde el principio.

A su corta edad, creen en Papá Noel, en las noches y antes de dormir oran para que este viejito de risotada escandalosa y barba nevada.

Les traiga un carro de control remoto, en su mundo de inocencia piensan que la noche del 24 de diciembre él vendrá en su trineo con el preciado regalo.

Niñez

Cristian guarda celosamente un súper héroe de plástico en su bolsillo que no quiere mostrar.

Son las 15.45 horas del jueves, a pesar de la lluvia y el frío que azota. Cristian vende sus golosinas a los transeúntes por el parque, es una rutina diaria sin tregua.

Saben que si no trabajan, en casa no comen, pero son niños…buscan la manera de burlar la vigilancia y se ponen a jugar de vez en cuando.

Pese a ser niños, se ponen fuertes y antes de llorar se entretienen mirando los artefactos de una tienda local.

Les duele los pies por el trajín de ir y venir durante el día en el Centro de la ciudad.

Quiere ser abogado, dice el mayor, además señala que castigará a «los malos» mandándolos a la cárcel.

Niños

Ellos no temen a los borrachos que hacen escándalo o se pelean en la calle. Así como Cristian y su hermano hay decenas de menores que venden golosinas o piden limosna.

Cristian sabe que tiene que descansar, mañana muy temprano buscará ingeniárselas para ganar dinerito.

La esquina perfecta para limpiar los parabrisas de los carros lo espera, así como en la noche pedirá limosna.

Junto al rincón donde amanecerá se encuentra el balde, la franela y el detergente, son sus herramientas de trabajo.

Infancia

Dicen que ya conversaron con Papá Noel para que su regalo se lo entregue otro día.

Tienen las manos llenas de mugre, sueñan que cuando sean grandes puedan tener mucho dinero para adquirir ropa limpia y los juguetes que ven todos los días en las vitrinas de las tiendas.»