Para adelgazar se requiere de empeño, fuerza de voluntad y conocimiento nutricional. Eme te indica las medidas a tomar para que te conviertas en “la flaca”
Las reglas de oro para bajar de peso:
1) Las cinco comidas. La nutricionista Lesbia González comenta que normalmente se hacen tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena), sin embargo hoy en día se indican, además, dos meriendas. Esto ayuda a acelerar el metabolismo, disminuir la grasa abdominal y preservar la masa magra. La sugerencia es tomar meriendas que no se sobrepasen en cantidad y calorías, como una galleta de soda, un yogurt o una porción de frutos secos.
2) Frutas, con moderación. La experta reconoce su valioso aporte en cuanto a vitaminas y fibra al organismo. Sin embargo, advierte lo siguiente: “Las frutas, como todos los alimentos, aportan calorías. Se manifiestan en forma de carbohidratos y su azúcar es conocida como fructosa. Si se consumen más que las raciones permitidas, obviamente se aumentará de peso”.
3) ¡Alto! a las pastillas. Suelen encontrarse dos tipos de suplementos que se catalogan como “coadyuvantes en el tratamiento de control de peso”. Unas, actúan como inhibidores del apetito, y otras provienen de fuentes naturales y prometen quemar las grasas. La dietista Lesbia González da su opinión frente a ambos: “Las elaboradas con sustancias químicas inciden en el sistema neurológico ocasionando que se inhiba el centro regulador del hambre. Las que son hechas con sustancias naturales, deben ser estudiadas con precaución, pues por el simple hecho de ser naturales, no indican como están elaboradas, lo que las hace poco confiables”.
4) Alimentarse con los “buenos”. No sólo se trata de decantarse por lo sano, sino de saber aprovechar los beneficios que nos aportan ciertas comidas: “En los últimos años se ha descubierto que muchos alimentos contienen sustancias de mucha importancia para el buen funcionamiento del organismo, como los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6. Estos disminuyen los niveles de colesterol y triglicéridos, y previene la formación de coágulos (accidentes cerebro vasculares, hipertensión)”.
5) Más Omega 3. El organismo no produce Omega 3, es por ello que resulta importante buscar fuentes alternas que suministren esta sustancia. ¿Dónde se encuentra? En el pescado, especialmente de color azul (atún, salmón, bonito, jurel, trucha, bacalao, merluza y sardinas). También contienen una cantidad apreciable de Omega 3 la linaza, la soya y las nueces.
6) Mucha fibra. De ella se ha dicho de todo, lo cierto es que su consumo resulta, de todas todas, beneficioso para la salud. “Combate el estreñimiento y participa en arrastrar sustancias como son el colesterol y triglicéridos”, explica la dietista. Se encuentra principalmente en vegetales, frutas y linaza.
7) No desterrar al pan. Los carbohidratos se ocupan de darle “energía al cerebro. Es por ello que si no se consumen en el día la persona siente sueño, cansancio y falta de atención”, señala González. La recomendación es siempre tomar carbohidratos en el desayuno e ir disminuyendo su consumo durante el día, nunca erradicarlo.
8) Un plato balanceado. Mantener una alimentación sana, es preciso incluir alimentos de todos los grupos, cuidando las cantidades, las horas de consumo y la calidad. Para ello, se debe conocer en qué consiste cada uno de estos grupos: Los carbohidratos contemplan al pan, los cereales (arepa, pasta, arroz), el plátano, los granos, la yuca, la papa y los tubérculos. Lugo las proteínas incluyen las carnes rojas en todos sus tipos, las blancas como el pollo y el pescado, la leche y sus derivados, y los huevos. El último grupo es el de las frutas y vegetales.
9) Agua y ejercicio. “El agua es imprescindible para mantener la temperatura corporal y otras funciones vitales; y el ejercicio diario es igualmente imperativo para mantenerse con salud y bienestar físico” sentencia la dietista.
10) Menos dietas, mejores hábitos. Adelgazar no debe ser cosa de una semana a punta de piña, atún y lechuga; sino de un cambio en el estilo de vida, en donde se mantengan hábitos saludables que desemboquen en una pérdida de peso, quizás más lenta, pero duradera.
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