San Pedro Sula, Cortés. Un juez dictó un fallo condenatorio en contra de Mirna Yamilteh Pérez y Santos Omar García Orellana tras encontrarlos responsables del secuestro agravado y muerte del joven empresario Pablo Moisés Landaverde Jovel.
La acción penal la logró la Sección Antisecuestros y Operaciones Especiales adscrita a la Fiscalía Especial Contra el Crimen Organizado (FESCCO), tras el desarrollo del juicio oral y público.
A ambos imputados los capturaron el 11 de enero del 2023 en la colonia Las Brisas de San Pedro Sula, Cortés. Desde ese momento se inició el proceso judicial y la fiscalía logró acreditar las pruebas que demuestran su culpabilidad.
En tal sentido, quedan a la espera de la audiencia de individualización de la pena, donde el juez les informará cuántos años pasarán en prisión por los delitos señalados.
Santos Omar García Orellana está recluido en el Centro Penitenciario de Siria, en El Porvenir, Francisco Morazán. Entre tanto, Mirna Yamilteh Pérez está en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) en Támara.
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Los hechos
Las diligencias investigativas de parte de la Unidad Antisecuestros (UNAS) de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), establecen que el 17 de agosto del 2022, Pablo Moisés Landaverde Jovel transitaba por un sector de la zona norte, cuando lo interceptaron violentamente varios individuos que portaban armas de grueso calibre.
Luego de que lo privaron de su libertad, los secuestradores contactaron a los familiares a través de llamadas telefónicas y les exigían la suma de 10 millones de lempiras a cambio de su libertad.
Sin embargo, los parientes solo lograron reunir en ese momento el monto de 300 mil lempiras y de inmediato lo entregaron a los captores. Después de que realizaron el pago, los allegados no volvieron a saber nada de él.
Seis meses después se confirmó que le habían dado muerte. Sus restos los localizaron enterrados a inmediaciones del segundo anillo periférico de la ciudad de San Pedro Sula, Cortés.
Las investigaciones determinaron que a Pablo le quitaron la vida y lo enterraron el día que su familia pagó el rescate. Tras localizar el cuerpo y exhumarlo, sus parientes le dieron cristiana sepultura en un cementerio del norte del país.