Votaciones: Normalidad en Colombia en el día del plebiscito

Las encuestas dan ganador al «sí» en el plebiscito de hoy sobre los acuerdos de paz con las FARC. Los ex guerrilleros se vuelcan en una campaña para pedir perdón horas antes de la histórica votación.

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COLOMBIA.-Los colegios electorales de Colombia abrieron hoy a las 08.00 hora local para el plebiscito en el que 34.899.945 ciudadanos podrán votar «sí» o «no» al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.

La jornada de votación comenzó «sin ninguna perturbación», informó hoy el comandante de las Fuerzas Militares, general Juan Pablo Rodríguez.

«Se ha iniciado esta jornada electoral sin ninguna perturbación del orden público», declaró Rodríguez una hora después de la apertura de los colegios electorales.

Rodríguez confirmó que las Fuerzas Militares y la Policía pusieron en marcha un dispositivo de seguridad en todo el país que incluye la custodia de puestos de votación.

«Más o menos tenemos unos 130.000 hombres en este momento que están participando en el control de esta jornada electoral con el propósito de garantizar la transparencia, la libre participación de todos los colombianos», añadió el general.

El Ministerio de Defensa movilizó un continente de 300.000 miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía para la seguridad en todo el país.

Según el jefe militar, «esta será una de las jornadas electorales más seguras» en la que «todos los colombianos van a poder participar libremente y democráticamente».

Del total de colombianos habilitados para votar, 18.047.321 son mujeres y 16.852.624 hombres, que podrán ejercer su derecho al voto en 81.925 mesas distribuidas en 11.034 centros de votación en todo el territorio nacional, según la Registraduría Nacional del Estado Civil, el organismo responsable de los procesos electorales.

La lluvia es el común denominador en gran parte del país y, en el caso de Bogotá, el principal distrito electoral, llueve copiosamente desde temprano, por lo cual en algunos colegios, como el de Corferias, había desde temprano filas de electores con paraguas.

Los centros de votación estarán abiertos durante ocho horas, hasta las 16.00 local y se espera que una hora después ya haya resultados consolidados.

«¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?» es la pregunta que los colombianos tendrán que responder marcando «sí» o «no».

El acuerdo lo firmaron el pasado lunes en Cartagena de Indias el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el máximo dirigente de las FARC, Rodrigo Londoño, «Timochenko», en una ceremonia apadrinada por la comunidad internacional.

La celebración del plebiscito como mecanismo de refrendación, para que sean los colombianos los que tengan «la última palabra» sobre lo acordado entre el Gobierno y las FARC la propuso Santos y el pasado 18 de julio fue avalada por la Corte Constitucional.

La votación de hoy será la más tranquila que recuerde el país, pues no solo las FARC han firmado la paz con el Gobierno, sino que además la segunda guerrilla del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ha anunciado un cese de acciones ofensivas durante estos días para no entorpecer el plebiscito.

Se trata de un ejercicio de piedad donde los colombianos decidirán si están dispuestos a perdonar los crímenes que se cometieron durante 52 años de esta guerra sin vencedores ni vencidos. Lo cierto es que aunque habrá comisiones de investigación y de la verdad para analizar cada caso y ver qué guerrilleros son amnistiados, la mayoría de ellos quedarán libres.

Las FARC son conscientes de esto, por eso han optado por la estrategia del perdón, que además da buenos resultados de cara a las encuestas. Es también un ensayo con vista a una futura campaña, una vez se conviertan en partido político.

En los carteles que vemos en las paredes del barrio de la Candelaria en Bogotá a favor del «sí» aparece el rostro del líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», con esta frase: «Pido perdón a todas las víctimas del conflicto». El arrepentimiento puede ser sincero pero, además, también sirve para el marketing y el lavado de imagen. Es la nueva versión de la guerrilla: combatientes que sólo piden una nueva oportunidad, lejos de la guerra.

Hasta el colegio San Pedro Claver, en el barrio La Chinita, en Apartadó, llegaron el jefe negociador de la FARC, Iván Márquez, y el comandante guerrillero Pastor Alape. Se trasladaron hasta este rincón del Urabá antioqueño para entonar el mea culpa ante los afectados aquel fatídico 23 de enero en el que las FARC asesinaron a 35 personas que se encontraban en una fiesta para recoger fondos y pagar los útiles escolares de sus hijos.

«Jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las FARC ordenó tal atrocidad. Nos duele en el alma recordar a tanta gente buena que partió sin poder materializar sus sueños. Los muertos de la Chinita son también nuestros muertos, porque así lo sentimos» dijo Márquez. Poco después, la comitiva de las FARC se trasladaba hasta Bojayá, en el departamento del Chocó, pidiendo perdón por el ataque ocurrido el 2 de mayo de 2002 con un cilindro bomba que cayó dentro de una iglesia y dejó casi un centenar de personas muertas y más de 6.000 desplazadas.

Desde hace 59 años, los ciudadanos no acuden a las urnas para votar en un plebiscito. La última experiencia semejante se produjo en diciembre de 1957, cuando cuatro millones de ciudadanos aprobaron la reforma de 14 artículos de la Constitución de 1886, entre ellos uno que abrió camino a la alternancia de los partidos Liberal y Conservador en el poder.

Hoy los colombianos deben manifestar si avalan o no el fin del conflicto con las FARC mediante el acuerdo que se logró en La Habana y que firmaron el presidente Juan Manuel Santos y «Timochenko» el pasado lunes en Cartagena. Las encuestas dan ganador al «sí» con más del 60%.

Para que el mecanismo sea válido, debe votar un 13% del censo electoral. El Gobierno rebajó considerablemente el quórum del plebiscito para asegurarse de que una baja participación no arruinase el resultado. En caso de que el «sí» triunfe, el Congreso tramitará las normas necesarias para desarrollar lo pactado y los actuales guerrilleros procederán a entregar sus armas. Y si gana el «no», según lo ha manifestado el mismo presidente Santos, será el fin del proceso de paz con las FARC.

Sin embargo, y según lo estipulado en la ley, si se impone el «no» ambas partes deberían volver a sentarse. Uno de los fantasmas que rondan al plebiscito es la posibilidad de que gane la abstención y no se alcancen los 4,5 millones de votos por el «sí», aunque las encuestas muestran un aumento paulatino de la participación.

Ayer fue el último día en el que podían hacer campaña los comités que promueven el «sí» o el «no» para el plebiscito, y prepararon diferentes actividades para promover su voto. La Fundación Colombia Sí a la Paz, uno de los principales comités a favor del acuerdo, organizó un partido de voleibol entre las selecciones paralímpicas de Ruanda y Colombia en el Palacio de los Deportes. Los jugadores de cada equipo eran ex combatientes y civiles que fueron víctimas del conflicto armado en sus respectivos países. Por parte del «no», los uribistas realizaron varias caravanas en todo el país.

El senador Álvaro Uribe, cuya popularidad en algunas encuestas supera a la de Santos, es uno de los más acérrimos críticos del acuerdo con las FARC por considerarlo un «mal ejemplo» para Colombia.

«Les dicen a los colombianos que asesinar o secuestrar policías no tiene castigo», insistió Uribe, líder del partido de derechas Centro Democrático de Colombia, y esgrimió como argumentos que el mayor problema del proceso de paz está en la «impunidad disfrazada» que se otorga a las FARC y en que se les conceda la posibilidad de «elegibilidad política».

Fuente: La Razón de España.