Redacción. El campo, por lo general en tierra adentro en Honduras, se caracterizan por la belleza natural, un entorno más saludable, cosechas, animales, entre otras bondades; pero detrás de este paraje también hay muchos niños que sueñan con un día poder salir, desarrollarse y cumplir sus sueños, pese a cualquier limitación.
Ese fue el caso de Danilo Hernández, un hondureño que hoy tiene 36 años de edad, originario de la aldea El Almendro, municipio de Colomoncagua, Intibucá, en zona occidental del país. Desde muy corta edad, Danilo inició con labores agrícolas, ayudando a su papá con el cuidado del ganado y el cultivo de la tierra, pero detrás de aquel pequeño había un sinfín de metas por alcanzar.
Hernández habló de manera exclusiva con Diario Tiempo y reveló cómo fue que surgieron las ganas de estudiar, emprender un camino escabroso y lleno de dificultades, pero también lleno de positivismo para llegar a la cima. Hoy es máster en comunicación audiovisual, investigación e innovación de la Universidad de Salamanca, España.

Su historia de vida y perseverancia se volvió viral en redes sociales, demostrando que los catrachos superan cualquier barrera cuando trabajan en alcanzar sus propósitos. Asimismo, deja en evidencia que con humildad, entrega y sacrificio, los niños del pueblo también pueden.
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Una niñez llena de retos
La niñez de Danilo Hernández estuvo bastante marcada por carencias. Él es el noveno hermano de un total de doce. Con todo y limitaciones, cursó su primaria en la escuela de la aldea, pero cuando le tocó la secundaria, comenzaría toda una travesía.
«Recuerdo la inocencia de mi niñez, en mi aldea no había ni siquiera energía eléctrica, mucho menos un dispositivo móvil como ahora. No había ningún tipo de contaminación para descuidarme de los quehaceres del hogar y actividad académica. Fue una niñez un tanto dura en el sentido que me tocó trabajar desde pequeño».

Para poder cursar sus estudios, Danilo se enfrentó a varios obstáculos. «La escuela en que estudié estaba cerca de la casa, pero en ese tiempo no había carreteras, eran caminos de herradura, pero mucha vegetación, nada de contaminación. Cuando ya comencé el colegio fue lo más difícil».
Danilo se tenía que levantar a las 4:00 de la mañana, para a las 5:00 tomar camino rumbo al colegio que estaba en el casco urbano. Mínimo era 1 hora con 30 minutos de camino. Y sumado a ello, todo era cuesta arriba.
«En esos 6 años de secundaria se pasa de todo, y en un contexto como ese más. Aparte de las jornadas de clases, si llovía debíamos regresar a casa. Llegábamos a eso de las 3:00 de la tarde, comíamos, contribuíamos con los quehaceres y luego a hacer tareas aprovechando la luz del día, pero cuando no era posible nos iluminábamos con el candil».

Trabajo y universidad
Danilo salió de su aldea en Intibucá a los 18 años, en compañía de toda la familia. Luego, se movilizó al departamento de Cortés para trabajar en una maquila, emprender una nueva vida y fue justo allí donde surgieron las ganas de comenzar a estudiar en la universidad.
Lo primero que hizo fue buscar una beca, accediendo a información sobre una en la carrera de administración de negocios, auspiciada por USAID, en una universidad de los Estados Unidos (EE. UU.). Para conquistar esta meta viajó solo a Tegucigalpa, practicó las pruebas necesarias y se sometió a los filtros, pero no logró acceder. Sin embargo, la vida le tenía una sorpresa.
Luego, se propuso aprender inglés, por lo que determinó ingresar a la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM). Sin embargo, la desilusión tocaba su puerta y no pudo culminar, optando por cambiar de centro de enseñanza y carrera.

«Me sometí al proceso (admisión) aún estando en la maquila, lo aprobé y comenzó mi vida universitaria con la carrera de pedagogía. Siete años después de comenzar, me gradúe».
El periodismo en su vida
El catracho avanzó en su vida profesional y cursó una maestría, lo que lo llevó a ser catedrático universitario. Una vez impartiendo el pan del saber se le asignó dar una clase relacionada con comunicación oral, rubro del que conocía muy poco y eso lo llevó a conquistar el periodismo.
«Yo leí un libro que hablaba de comunicación, pero hay un nivel de madurez de lo que acontece en el país, miraba programas de televisión y justo al leer el libro me motivé y dije: yo tengo que estudiar periodismo».
Tras cursar la carrera en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), surgió para él la oportunidad de poder cursar la maestría en la Universidad de Salamanca, España. Danilo inició con el proceso de postulación tras la convocatoria y resultó uno de los 30 seleccionados, convirtiéndose en el primer catracho en llegar a este máster.

«Un amigo me dijo: ‘Danilo, usted tiene que buscar un máster en el extranjero’ y le respondí que necesitaba estudiar un máster, pero no sabía dónde, pero sí estaba seguro de que debía ser relacionado con el periodismo e investigación, a lo que el me respondió: ‘váyase a la universidad de Salamanca’. Yo no tenía ni idea de todo esto».
Su experiencia en Salamanca
«Cuándo me admitieron en este programa de estudio, fue lo máximo. Una vez aquí en España pregunté qué les había motivado para admitirme, y me respondieron que tenía un buen perfil».
Según el catracho, poder estudiar en el extranjero luego de enfrentar tantas dificultares en su niñez y juventud fue algo que disfrutó, tomó con optimismo y alegría. Sin embargo, fue algo que nunca imaginó en el pasado y hoy lo celebra con orgullo.
Danilo Hernández es el ejemplo perfecto de entrega, fe, perseverancia y humildad que destaca a un sin fin de hondureños. Asimismo, llevó a lo alto el nombre de todo un país, al que va regresar próximamente para optar a una oportunidad laboral.

La frase a su niño del pasado: «disfruta, vive cada momento, no intentes correr, lleva cada fase que no todo se va a lograr en el tiempo que tú quieras. Aprende de cada experiencia positiva y negativa, no pierdas el enfoque, que si una puerta se te cierra, en el proceso se abrirán otras y lo vas a lograr».
El dato: cuenta con dos carreras universitarias, trabajó en la maquila y tiene dos máster que lo llevaron a ser catedrático universitario.