Redacción. Hoy en día es difícil encontrar en Honduras personas llenas de valor, empatía y solidaridad, cuya única voluntad sea ayudar al prójimo. Sin embargo, las acciones de Carlos Mejía demuestran que en el país todavía existen seres humanos comprometidos con el bienestar de la sociedad.
Con tan solo 24 años, Carlos Mejía ha demostrado su voluntad y determinación para aportar su granito de arena en favor de los demás. A través de su labor, ha logrado ayudar a cientos de personas en situación de calle en Tegucigalpa.
En exclusiva para Diario Tiempo, Carlos Alonso Mejía Méndez reveló que su deseo de ayudar a los demás surge de una promesa que le hizo a su padre antes de que este falleciera en un accidente de tránsito.
«Desde muy pequeño me sentaba con mi padre a dialogar sobre las aspiraciones que tenía para el futuro. Le prometí que uno de mis mayores deseos sería sacar a los niños de las calles. Además, mis padres siempre me inculcaron que hay que tender una mano amiga a quienes más lo necesitan», explicó Carlos.
Cumpliendo esa promesa, Carlos comenzó desde joven a buscar maneras de ayudar, enfocándose en los niños. «Cuando terminé el colegio, reuní a un grupo de amigos para ahorrar dinero y comprar juguetes, piñatas y dulces, que luego entregábamos a los niños que encontrábamos en las calles», agregó.
Desde entonces, Carlos descubrió en sí mismo el don de ser una luz de esperanza para los demás. A los 19 años empezó a salir a las calles para regalar juguetes, ropa y comida, no solo a niños, sino también a jóvenes y adultos mayores.
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«Lo que me motivaba era la gratitud y alegría que ellos me transmitían al recibir ayuda. Hoy sé que esas pequeñas acciones han ayudado a muchas personas a cambiar sus vidas y alejarse de las calles», detalló.
«Juventud a la Orden»
Actualmente, Carlos lidera una iniciativa junto a otros jóvenes llamada Juventud a la Orden. Según él, este grupo nació con el propósito de servir y brindar una «mano amiga» a quienes más lo necesitan.
Según Carlos, cada día se enfoca más en ir conocido las necesidades de las demás personas y más las que viven en zonas vulnerables de la capital.
«Como parte de Juventud a la Orden, realizamos donaciones de abrigos y alimentos en las afueras de hospitales, entregamos ropa a personas necesitadas, visitamos asilos para compartir con los ancianos y organizamos celebraciones como el Día del Niño o actividades de fin de curso en escuelas públicas de escasos recursos», comentó Carlos.
«Cada pequeño acto de bondad cuenta, juntos, podemos ser la luz en la oscuridad de aquellos que más lo necesitan»
«Honduras necesita un cambio»
Carlos Mejía afirma que Honduras necesita más personas de buen corazón comprometidas con ayudar a los demás. También hizo un llamado a los hondureños para que ofrezcan su apoyo a otros sin esperar nada a cambio.
Según Carlos, en la capital hay personas que no tienen acceso a servicios básicos como agua potable, atención médica o educación. Esto lo motivó a dedicar su vida a ayudar a quienes más lo necesitan.
Por este sentido, Carlos ha decidido tener la voluntad de poder ayudar a las personas que más lo necesiten. Asimismo, invitó a los jóvenes a formar parte del grupo Juventud a la Orden y así poder cambiar las vidas de muchas personas en situación de calle.
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Carlos junto a otros jóvenes se dedican a buscar personas en situación para brindarles ayuda y darles una segunda oportunidad de vida.
Aspiraciones de Carlos Mejía
Incluso, uno de los mayores sueños de Mejía es poder tener una organización de jóvenes apasionados por continuar haciendo obras de caridad y brindando apoyo a quienes más lo necesitan.
Por otra parte, Carlos envío un menaje de motivación para todas las personas que necesiten de una ayuda en la capital.
«A todas las personas que se encuentran en situaciones difíciles, como la calle o en condiciones de vulnerabilidad, quiero que sepan que su vida tiene un valor inmenso. No están solos en esto, hay personas y organizaciones que se preocupan por ustedes y están dispuestas a ayudar», dijo Carlos.
«No duden en buscar apoyo, ya sea para obtener comida, refugio o simplemente alguien con quien hablar. Cada paso que den hacia el cuidado de sí mismos es importante, recuerden que siempre hay esperanza y que las cosas pueden mejorar. Ustedes merecen ser escuchados y tratados con dignidad», cerró Carlos.