En su despedida: Artistas rindieron tributo a Guillermo Ánderson

Tras la celebración de una misa en la catedral San Isidro de la ciudad caribeña de La Ceiba, departamento de Atlántida, los restos mortales del artista recibirán sepultura en el cementerio Jardines de Paz, informaron familiares.

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LA CEIBA. Varios artistas hondureños rindieron tributo a Guillermo Ánderson cerca de su féretro el día del velatorio, donde la tristeza se convirtió en alegría al son de su música y buen estilo.

En la funeraria estuvieron pintores, poetas, periodistas, escritores, amigos y artistas como: Shirley Paz, Jackie Espinal, Carlos Umaña, Melvin Maldonado, Alejandra Romero, Mito Castillo, Ariel Lagos y Héctor Soto.

En una embarcación cubierta de flores está siendo trasladado el cuerpo de Guillermo hacia la Catedral San Isidro, donde se realizará una misa en su honor, posteriormente será trasladado hacia Jardines de Paz, para su sepelio, en todo el recorrido se realizará una valla humana, donde participarán alumnos de al menos 17 centros educativos.

Guillermo Anderson (1962-2016) fue un músico hondureño y uno de los artistas más importantes de Honduras. Nació en la ciudad de La Ceiba, Atlántida, Honduras el 26 de febrero de 1962, realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de la Ceiba y sus estudios superiores en la Universidad de California en Santa Cruz, donde comienza a producir sus primeras obras musicales.

Lo acompañaron varios amigos del ámbito artístico.
Lo acompañaron varios amigos del ámbito artístico.

Su música canta de las bellezas de su país, a veces también afrontando problemas sociales, pero también temas íntimos y personales. Su estilo mezcla ritmos tropicales, percusiones garífunas con música contemporánea. También tiene algunos discos de música para niños.

Con su calidad musical, Guillermo Anderson pudo haberse ido de Honduras al exterior, pero siempre prefirió quedarse en La Ceiba porque creía que lo que le inspiraba a escribir y cantar canciones estaba en su país.

Su amor a Honduras expresado en muchas canciones lo pinta a cual mejor acuarela con su tema “En mi país”, que es como un himno para los hondureños y quizá la mejor declaración de amor a su tierra.

Anderson fue un enamorado del mar, del Caribe, con el que nació a su lado y navegó en cayucos hechos a mano por pobladores de las comunidades garífunas (afrodescendientes), de quienes también decía que eran parte de su razón de ser, de su vida.

Concurrido fue su velatorio.
Concurrido fue su velatorio en La Ceiba.

Por eso en la mayoría de sus canciones no falta el sonido del tambor, el caracol y la maraca, y en los vídeos el baile de los garífunas que viven en toda la región caribeña de Honduras.

Escribió canciones dedicadas a los inmigrantes hondureños que con sus remesas familiares sostienen la pobre economía de su país, pagando el alto coste social de la ruptura familiar. Esos hondureños son “los que se van al norte con o sin pasaporte”.

En otra canción, “Chago” (Santiago), describió a un hondureño cualquiera que desde Estados Unidos unos parientes le decían “no te quedes allá abajo, venite que aquí hay trabajo (…), que ahí no hay nada para vos”, pero que al llegar al país del dólar se dio cuenta lo que había perdido.

“Chago” regresó porque también desde Honduras le escribieron y le dijeron que se hiciera “de iniciativa”, que no se quedara “ahí arriba”, y que aunque “aquí no hay dinero”, “con esfuerzo todo se puede hacer”.

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Muchos de los hondureños que ahora son padres y abuelos crecieron escuchando las canciones infantiles que escribió Guillermo hace más de 30 años inspiradas en la flora y fauna de Honduras.

La muerte del que probablemente es el mejor artista popular de Honduras en las últimas cuatro décadas enluta a todo su país.