Redacción. Un apagón masivo dejó sin energía a miles de hondureños el viernes por la tarde, afectando importantes ciudades del país.
Los cortes intermitentes se registraron en lugares como Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Choluteca, Puerto Cortés, Danlí, Catacamas y Santa Rosa de Copán, entre otras comunidades a nivel nacional.
La interrupción eléctrica, que en algunos sectores duró 20 minutos y en otros varias horas, generó caos y malestar entre la población, especialmente porque la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) no emitió ningún comunicado oficial para explicar la magnitud de la falla.

La falta de información alimentó la indignación en redes sociales, donde cientos de ciudadanos denunciaron los constantes cortes de energía. Muchos coincidieron en que los apagones son cada vez más frecuentes, incluso durante varias horas seguidas.
Las redes hablan
“En Tegucigalpa llevamos apagones de hasta tres veces por semana, de ocho horas cada uno”, denunció Blady Moreno en las redes sociales de Diario Tiempo.
Por su parte, Carolina Membreño relató que en su colonia “ayer se fue varias horas… en la noche se fue a las 11 y regresó a las 3 de la mañana, y hoy volvió a irse en varias ocasiones”.
Lea también: Rosell critica a la ENEE por alto costo de energía en su asilo
Otros denunciaron pérdidas materiales, como José Enrique, quien aseguró que su televisor de 50 pulgadas se arruinó por la inestabilidad eléctrica.
La molestia aumenta porque, pese a los constantes apagones, las tarifas de energía se mantienen altas. “Se va la luz cada rato en Atlántida y los recibos siguen igual de caros. Es un abuso”, expresó Martí Chevez.

Diario Tiempo intentó comunicarse con directivos de la estatal eléctrica para conocer su versión, pero no obtuvo respuesta.
Aunque la ENEE suele justificar los cortes como parte de trabajos de mantenimiento o mejoras en la red, para los hondureños el silencio institucional frente a un apagón de esta magnitud se siente como una burla.
Mientras tanto, los usuarios siguen pagando facturas altas por un servicio cada vez más deficiente, con la sensación de que la situación no tendrá pronta solución.