Redacción. Muchas son las historias que viven los conductores de Uber y una de ellas ha conmovido a las redes sociales, debido a la tristeza que inspiró la escena de una joven conductora que acudió a una casa para recoger a una abuelita y llevarla a un asilo.
Un usuario de TikTok publicó recientemente un video en el que una joven detalló el momento cuando recogía a la abuelita. Pero lo más triste es que la señora no sabía para dónde iba; según ella sus familiares le tenían una sorpresa.
Antes de que la señora se subiera al vehículo, la joven conductora comenzó a relatar que una persona, aparentemente un hijo de la anciana, la había contratado para que la llevara a un asilo diciéndole que era una sorpresa que le tenían.
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Cuando se sube la abuelita, ella, toda amable, comienza a decirle a la joven conductora que se encontraba muy feliz de que sus hijos le tenía una sorpresa, pero no le habían dicho hacia donde la llevaban.
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Es ahí cuando la anciana le pregunta a la joven adónde la lleva porque no conoce muy bien la calle, a lo que la joven le comentó: «En serio, madre, no sabe adonde va. Permítame estaciono y le explico hacia donde va».
Al estacionarse, la joven comienza a explicarle a la señora la situación: «madre, yo vengo a traerla para llevarla a un asilo. Yo sólo estoy haciendo mi trabajo, a mí quien me llamó fue un señor llamado Alberto». Es ahí cuando la anciana le responde: «¿Alberto, mi hijo?». Y la joven le recalca: «¿Es tu hijo?».
«¡Joven Devuelve a mi casa, por favor!»
Al darse cuenta, la anciana empezó a grita y suplicarle a la joven que la devolviera a su casa, que talvez se trataba de un malentendido y que le iba a pagar el doble del viaje para que solo la regrese a su casa.
Entre llanto y tristeza, la joven le decía que ella sólo cumplía con su trabajo. «A mí solo me dijeron que la llegara a recoger. No me dijeron qué persona era, no me dijeron si era una niña, una señora, no me dijeron nada», sostuvo.
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Finalizando, la anciana decía que ya no iba a molestar a su hijo, que ya no le iba a pedir agua por la noche con tal de que le permitiera quedarse en su casa, y que no la mande a la calle.
«Hijo, yo te crecí, te di todo, no me pagues así, por favor. Te los suplico, pero no me mandes a un asilo». Estas palabras conmovieron a la joven, quien decidió regresar a la anciana y no llevarla al asilo.