Redacción. Los jardines del Cristo de Picacho, en Tegucigalpa, por primera vez se pintan de colores con las tradicionales alfombras de aserrín que le dan la bienvenida a sus visitantes en Semana Santa.
Estos bellos trabajos artísticos buscan atraer a los viajeros que se movilicen hasta la capital. Consisten en el enorme dibujo de un Cristo, decorado con colores llamativos como el amarillo, verde, rojo y rosado, colocados a los pies de la estatua del Cristo del Picacho.
«Semana Santa está a la vuelta de la esquina y con mucha alegría la recibimos este año con la elaboración de la primera alfombra de aserrín a los pies del Cristo del Picacho», dijo el alcalde capitalino, Jorge Aldana.
El edil invitó a los compatriotas a explorar el icónico lugar de Tegucigalpa en el periodo de vacacionales.
También habrá diversas actividades en otros puntos de la capital, como en el casco histórico, donde se recordará el nacimiento, muerte y resurrección de Jesús.
Este año, las autoridades nacionales esperan que unos 2 millones de hondureños se movilicen a los distintos lugares turísticos del país. La Semana Santa arrancó este 2 de abril, Domingo de Ramos, y finalizará el próximo 9 de abril, Domingo de Resurrección.
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El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa
La celebración del Domingo de Ramos es muy significativa para los cristianos, pues representa el inicio de la semana más importante del año litúrgico, en la que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Para la celebración, los fieles llevan palmas y ramas de olivo a la procesión, como recuerdo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Estas palmas y ramas son bendecidas por el sacerdote y luego llevadas a sus hogares, como símbolo de protección y bendición.
Esta fecha conmemora el inicio de la última semana de vida de Jesús, cuando entró en Jerusalén. Según lo descripto en los evangelios, una gran multitud aclamó a Cristo mientras entraba montado en un asno y lo recibieron como el Mesías.
El nombre proviene de la forma en la que los habitantes del lugar recibían a Jesús. Muchos aplaudían su entrada con ramas de palma, una planta que, en las creencias judías, era símbolo de riqueza y fecundidad.
Este gesto fue cambiando con el paso de los años, a medida que la religión se esparció por Occidente. Como en algunos países no existía esta planta, se reemplazó por otras de origen local, como el tejo, el sauce y el olivo -este último era considerado una señal de paz-. Por la amplia cantidad de plantas que se utilizaban con este propósito, se le dio el nombre de Domingo de Ramos, para hacerlo más general.