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martes, julio 16, 2024

Ahorro del agua

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En todo el mundo y principalmente en los países menos desarrollados como Honduras, el ahorro del agua es esencial.  Los problemas del calentamiento global, sumados a la irresponsabilidad con que se manejan los recursos naturales renovables y no renovables tiene a la vida en el planeta Tierra en vía de extinción.

Un estudio de Naciones Unidas indica que Honduras es uno de los países donde hay mayor consumo de agua por persona. Esto indica un enorme desperdicio de agua, debido a la falta de comprensión —y de educación— sobre la importancia del agua y la imprescindible necesidad de racionalizar su consumo.

A esto debe añadirse los efectos de la incontrolada comercialización del agua, como un negocio que afecta a las comunidades, inclusive con la exportación de recursos hídricos.  En los foros internacionales sobre el agua y su utilización se ha insistido en los riesgos de que el agua no sea incluida entre las excepciones consignadas en los tratados de libre comercio.

Los estudios científicos indican, además, una progresiva distorsión climática que afectará al mundo por lo menos hasta 2018, con consecuencias catastróficas para el abastecimiento del agua. Asimismo, debe tenerse en cuenta el crecimiento de la población en nuestro país y la expansión de los asentamientos humanos.

En los países desarrollados, todas las personas —niños y adultos— son muy cuidadosas en la utilización y el consumo del agua, como que en ello les va la vida.  Eso es por educación: no importa si hay abundancia del recurso, la cuestión es que es necesario ahorrar hasta la última gota. En Honduras todo es al revés.

Aquí, en lo general, no hay respeto por al agua, y prueba de ello son los incendios forestales en dimensión nacional, incluyendo las áreas protegidas para salvaguardar ese abastecimiento vital.  En situaciones así, no queda otra alternativa que aplicar medidas adecuadas frente al peligro, que es real y uno de los peores para la salud y supervivencia de la población.

A grandes males, grandes remedios.  Creemos que el Ejecutivo y el congreso nacional deben actuar en consecuencia para prevenir de manera efectiva el peligro del desperdicio del agua, que, en las actuales circunstancias, no puede dejarse al libre albedrío porque, como ya lo sabemos, no hay educación ni conciencia —individual ni colectiva— sobre este problema esencial.

Por lo tanto, debe seguirse el ejemplo de otros países en este caso, como el de establecer un consumo mínimo del agua por persona, con severas penalizaciones para quienes transgredan las reglas, sin excepción ni contemplación.

Al mismo tiempo, el SANAA, los despachos de Salud y de Energía,  Recursos Naturales y Ambiente, los medios de comunicación social y el sector privado deben promover y apoyar una campaña masiva para orientar a la población acerca de las formas de ahorrar el agua, ya que de ello depende que no se desaten epidemias por la falta del agua, principalmente en las zonas pobres, las marginales y los cinturones de miseria.

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