Redacción. La Fundación de Niños Quemados (Fundaniquem) recibió hoy a un adolescente de 15 años que sufrió quemaduras de tercer grado mientras manipulaba un mortero.
El menor, originario de San Antonio de Oriente, Francisco Morazán, fue inicialmente atendido en el Materno Infantil pero, debido a la gravedad de sus heridas, fue remitido a Fundaniquem para recibir atención especializada.
El portavoz de Fundaniquem, Alfredo Ortiz, detalló que el caso será evaluado por un cirujano plástico. Éste determinará el tratamiento necesario para la recuperación del adolescente.
Ortiz también informó que, en lo que va del año, 460 menores han sufrido quemaduras por diversas causas, de los que 13 están relacionadas con pólvora. La mayoría de los casos proceden de Francisco Morazán, mientras que uno corresponde al departamento de Cortés.
Se teme que las cifras aumenten en la temporada festiva, alcanzando un total de más de 480 casos para finales de año.
Llamado a la prevención
Las autoridades de Fundaniquem reiteran el llamado a los padres de familia a evitar que los menores manipulen pólvora, especialmente en esta época del añ cuando los accidentes relacionados con estos artefactos pirotécnicos suelen incrementarse.
Imprudencia de adultos, causa principal de las quemaduras por pólvora en niños
Cada año, cientos de niños en Honduras sufren quemaduras graves a causa de la pólvora, un peligro que, según expertos, es responsabilidad principalmente de los adultos.
El doctor Omar Mejía, director de Fundaniquem, ha señalado que los accidentes responden a la negligencia y el descuido de los adultos. Aseguró que ellos permiten que los niños tengan acceso a productos peligrosos como cohetes y “tumbacasas”, muchos de los cuales se comercializan sin regulación adecuada.
En una entrevista con Diario Tiempo, el doctor Mejía expresó: «Podríamos decir que esto es producto del descuido y también de la pobreza porque la mayoría de los niños que sufren este tipo de accidentes provienen de hogares económicamente pobres. Hay desconocimiento, hay ignorancia, hay pobreza y descuido«.
Para el doctor, la situación se agrava por la potencia de los productos pirotécnicos actuales. «Antes usábamos cuetillos, pero ahora los llamados ‘tumbacasas’, ‘matasuegras’ y otros mucho más peligrosos. Son potencialmente peligrosos», explicó Mejía.
Mejía no dudó en apuntar a los adultos como los principales responsables de estos accidentes. «Los vendedores no exigen la identidad de quienes compran estos productos peligrosos«, lo que facilita su adquisición por parte de menores, dijo.