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sábado, mayo 4, 2024

Opinión de Rodolfo Pastor:La Elección Nula y la Calamidad Política y Social de Honduras

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Rodolfo Pastor Fasquelle, historiador y escritor.

Rodolfo Pastor Fasquelle. -Ambos partidos de oposición contaron los votos registrados en la totalidad de sus actas de mesa, de la elección del 26 de noviembre que -además- fueron transmitidas electrónicamente por la empresa contratada para ese fin por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). (Esas actas también están en manos de los organismos internacionales observadores, de La Unión Europea, la OEA y asimismo de la Embajada de EUA, la potencia hegemónica regional.).

A pesar de todos los previos, a pesar del uso desproporcionado de recursos publicitarios oficialistas, de la campaña de miedo y violencia, a pesar de que -por deformación institucional- el Partido Nacional controlaba todas las mesas receptoras, y sin propia representación en el TSE, La Alianza de Oposición contra la Dictadura, con Salvador Nasralla como candidato gano las elecciones presidenciales por un margen de alrededor del 4.5%, el mismo anunciado oficialmente el Lunes 27 con un casi 70% de las actas computadas que habían entrado aleatoriamente al sistema. También el Partido Liberal reconoció ese triunfo.

Los partidos tradicionales ganaron la mayoría de alcaldías y está pendiente determinar cuántos diputados obtendría cada cual.

De modo que queda desnuda a la luz del día la maniobra con que se han intentado robar las elecciones el candidato Presidente y el Partido Nacional que –al día siguiente el martes 28– luego que se cayera el sistema y con el ultimo 30% de las actas se revirtiera la tendencia. El fraude (un tal Mejia) lograba así lo que no podía la matemática. Aunque debió anticiparse lo que sucedería, porque ya lo habían hecho antes y no había razón para suponer enmienda, no deja de causar pena la chabacanería, e indignación, la cínica irresponsabilidad con que pusieron en vilo la seguridad pública y lo exhibieron ante el mundo. Qué vergüenza, Que infamia. ¿Se quiere ocultar por ahora una decena de muertos? Y cientos de heridos y golpeados.

Porque, en segundo lugar, nos vemos obligados a explicar a la opinión pública internacional que la resonancia que ese intento de burla tuvo sobre la población frustrada, que había votado consciente y alegremente contra el dictador odiado es responsabilidad exclusiva del descaro oficialista. Siembra vientos y cosechas tempestades.

Tanto la Alianza Opositora como el Partido Liberal llamaron a que el pueblo defendiera su voto. No llamó nunca ni procuró nadie ni condonó ni mucho menos promovió la anarquía y el vandalismo, desbordamientos de la frustración y de las capacidades limitadas de las fuerzas del orden que –al ser enviadas a la represión y caza violenta de las manifestaciones cívicas de repudio en cada esquina de cada ciudad y en todos los rumbos del país– no pudieron o quisieron proteger el orden público contra los provocadores de siempre y los oportunistas.

El colmo imprevisto de esta otra maniobra oficial fue el espectáculo que dieron agentes del orden que participaron del saqueo, acarreando electrodomésticos en vehículos oficiales mientras otros militares detenían jóvenes al azar en la calle como sospechosos de saqueadores y los alineaban en el suelo para golpearlos.

El hacker produce y los medios internacionales como CNN, Azteca Noticias y Telemundo y locales como Tribunita reproducían propaganda manufacturada para propagar falsedades y desorientar. La oposición insta a la violencia. Según esta por ejemplo los policías de escala básica estaban de parte de La Alianza. Se multiplicaban videos y audios anónimos y falsificados –que el oficialismo quiso atribuir a La Oposición– amenazando con un programa terrorista que se proponía quemar y saquear todo el comercio y toda la banca, las gasolineras y los edificios, perseguir a los seguidores particulares del Partido Nacional, todo con el fin de justificar represión sistemática, el toque de queda que propicia abusos y una masiva violencia de estado para reprimir la resistencia que se iba a desatar al publicarse los resultados falsificados de la elección. Se rumora que el Presi mando la familia al exterior. ¿Ayudó La Fundación Arcadia con sus hackers expertos?

Pero los EUA no tuvieron culpa. Ni siquiera hubo esta vez como otrora embajador que declarase que todo era maravilloso. A diferencia de muchos amigos no creo que los hondureños tengamos un agravio legitimo contra los socios externos y la comunidad internacional.

Todavía priva la norma en teoría al menos de la soberanía que la diplomacia debe respetar. Alguna incidencia positiva tuvo -esta vez- la observación al rehusarse a doblar las manos, levantar tiendas y mandar después de consumado el fraude, un tímido pliego de sugerencias de reformas que el oficialismo no cumple.

La OEA incluso se atrevió antier 1 de diciembre a exigir que se terminaran de computar las actas retenidas en el Tribunal antes de anunciar al ganador como se había publicado que se haría al día siguiente. Eso obligo al Tribunal a seguir contando, aunque ya había introducido la trampa al sistema y redactado una declaratoria.

No puede obligarlos a revisar el proceso y la manipulación de la base de datos en que se contamino a los resultados. La responsabilidad toda es nuestra de los hondureños. Nos salvamos nosotros o nadie lo lamentara.

La anarquía desatada y la ira popular hizo por fin reaccionar al empresariado, que había actuado en forma timorata y ambivalente. Y que necesita de la gobernabilidad abdicada. ¿Quizá también inquieto a algunos militares tentados a dar un golpe? La consumación del fraude en efecto -como ha señalado sobradamente el liderazgo opositor- activaría el derecho que nos da la constitución a levantarnos contra un gobierno ilegal. Desobediencia a ultranza, movilización permanente, aunque sea de 6 a 6. ¡La gente reta el toque de queda y sale a las calles a sonar sus cacerolas y desmiente así la propaganda oficialista e intervencionista, de violencia!

¿Quién podría intermediar –como antes hacia el alto clero, que ha perdido toda autoridad moral por su indecente acoplamiento con la dictadura– una negociación? La tercera cosa que hay que explicar es que ahora hay que buscar una salida, ya que no hay una solución.

Empiezan a circular en todas las redes de comunicación -incluso alguna que fue pro gobierno- la necesidad de anular la elección y convocar a una nueva, aunque sea solo para Presidente y Congreso, para lo cual, sería preciso un consenso negociado. Una nueva elección ¿que deje por fuera a los alcaldes electos y no, que son los agentes locales de los partidos? ¿Una segunda vuelta a la que siempre se resistió el Partido Nacional y en la cual quedaría según encuestas 25 contra 75% de intención de voto? ¡Que Difícil!

Si el pecado original es el sistema perverso de las instituciones electorales que NO incluyen a la Alianza Opositora y en cambio, le dan control al oficialismo con las representaciones de maletín, ¿cómo se le podría convencer a la oposición que regresara a la misma guillotina? Una nueva elección solo podría realizarse con un Tribunal reformado bajo control de la Sociedad Civil con acompañamiento internacional.

Sin publicidad ni propaganda. La calamidad exige inteligencia. Todo puede llegar a peor si no, y a una caída aún más profunda de este pobre país, en donde algunos quieren imaginar que se juega -otra vez- el vector y la deriva del balance ideológico continental. Locuras. ¿Alguien tiene derecho a jugar ese póker con nuestra suerte, impunemente?

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