La contradicción principal y la Reelección (para gente de razón) 

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Imagen referencial.

Por Rodolfo Pastor Fasquelle/ERodolfo-PastorEs solo una palabra* Reelección*. Significa volver a elegir. En EUA en tiempos modernos, solo Kennedy y Carter, los mejores presidentes, NO han
sido reelectos. En muchos países civilizados, en que los gobernantes jamás
se atreverían a usar el poder y los recursos públicos para su campaña, hay
reelección sin problemas y en otras muchas dictaduras también. Curioso y
aun  misterioso es lo que ocurre con ese concepto… aquí. Lo imantamos de
valor arbitrario, claramente subjetivo. Nos apasionamos con él. No sólo
nosotros, muchos latinoamericanos desde el siglo antepasado, organizan
teatros sacramentales y autos de fe en torno a conceptos maniqueos,
polarizados y dogmáticos de la reelección.

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Aunque no es un tema ideológico, ni religioso. Hay reelección de izquierda
y de derecha, y anti reeleccionismo de todo signo. La *no reelección* fue
una de las principales banderas de la segunda Revolución Mexicana. (La
tercera esta por estallar. Y aun no es posible la reelección ahí.) Porque
don Porfirio Díaz había sido reelecto incontables veces, valiéndose de su
control del poder publico, de la servil cultura obsequiosa ante el poder…
Se quería terminar con esa práctica. Y siquiera los mejores gobernantes
revolucionarios (Cárdenas) o los más fuertes (Carranza, Obregón, Calles) la
alcanzaron.

Igual en Honduras en donde han sido  los cachurecos los grandes
reeleccionistas, José María Medina y Tiburcio Carias Andino, quienes
después de cumplir su ciclo, terminaron haciendo desastres.  Pero no
evaluamos resultados.

Convertimos la palabra misma junto con su contraria –*la no reelección*–
en una táctica en si. ¿Nominalismo? JOH es más poderoso por el hecho de
invocar la reelección, por ejemplo, independientemente de que jamás sea
reelecto. Los antireeleccionistas de todos los partidos pretenden –como
antaño los golpistas, blanquitos– que es un tabú y que la prohibición
derogada de la reelección sigue vigente porque si, porque ellos dicen y
porque –según ellos- es ¡inderogable!… y la defensa de esa prohibición
justifica cualquier tontería. ¡Inclusas las de sancionar el golpe y dejar
que, como consecuencia, se reelija impunemente JOH! ¿Lo importante es ser
correctos?  Por influencia de esas ideas e historias y por temperamento
también yo estoy en contra. Preferiría que no la hubiera. Soy anti. Mis
credenciales anti…son impecables.

Pues soy anti reeleccionista, por vocación y por convicción. Cuando entre
amigos en 2009  se discutió la idea de usar la nueva constituyente –que
todos entendíamos que era necesaria– para legalizar la reelección, declaré
en publico y en gabinete, que me postularía como constituyente para luchar
contra la reelección. Hasta cuando la nueva Corte ratificó el primer fallo,
marche en la calle con un cartel contra la reelección.

Consciente como he estado desde hace tiempo de la estupidez que concentra
el poder publico en individuos, tan vulnerables los pobrecitos y tan
adeptos al autoengaño y a la auto congratulación.

Demostrado que nunca segundos fueron buenos y  las falencias de todos los gobernantes que en el mundo han sido y la necesidad imperiosa de rotarlos, aunque fuera
quitándolos para diversificar la gama de sus errores ¿a cuenta de que
habría que reincidir, y privilegiar a alguno de ellos para otro plazo que
el de obligada tolerancia?¿no hay mas? Acaso el continuismo ¿no garantiza
la repetición de los patrones de error y previene la innovación de las
soluciones? Chávez fue un líder efectivamente revolucionario y creativo los
primeros años y después… desvarió descontrolado. Se desgastó en garantizar
su poder personal. Dejó de preparar a un sucesor. Castro un desastre
después de la crisis de los misiles.

¿A cuenta de que en una sociedad de iguales –aunque seamos tan desiguales
en la práctica, frente a la ley y por  circunstancia– pretendería
cualquiera volver a gobernar sin  un consenso total imposible? Pero, y es
un *pero* grande. Atiendo a la sustancia real del problema.

No me dejo
engañar por la forma jurídica y el ilusionismo político, mediático. Y no
caeré victima del formalismo, ni me engañaré a mi mismo, para congratularme
de ser químicamente puro. Hay que salir de este régimen. No me opondré a
que en la próxima contienda electoral se postule a Mel Zelaya. Primero
porque soy un ciudadano común. Y ustedes también. Los ciudadanos aceptamos
a las instituciones que nos gobiernan. Dos cortes supremas de justicia han
ratificado que la reelección es legal, como antes -en su momento-
determinaron que, aunque ampliamente aclamadas e inteligentes, eran
inconstitucionales las reformas constitucionales que prohibían la
candidatura del Presidente de otro poder, como del vicepresidente

Porque no obliga ni siquiera la ley que esta en duda, no digamos la que ha
sido denunciada por juez competente. Después porque me queda claro que la
reelección de Mel sería la única esperanza de derrotar al JOH. En todo caso
hay que restaurar la ley y las instituciones. Y por ultimo porque confío en
que Mel va a ser leal a su propuesta. No va a volver a gobernar. Convocará
a la constituyente después de jurar su promesa de ley.

El golpe le quitó siete meses de su periodo y en siete meses mas va a hacer lo que entonces
no pudo. Y entregará el poder ejecutivo a la Asamblea. Pudiera traicionar
Mel ese compromiso que habrá que hacerle firmar con su propia sangre. Y en
ese caso merecería más que otro,  la pena de los traidores, el último
círculo del infierno, después de la horca. O el paredón. El sabe. Se lo he
dicho.

Se que no satisfago a nadie. Ni a los partidarios de la reelección melistas
u orlandistas que –ya sea por interés o comodidad, por pereza o por
desconfianza—se entusiasman con la idea del *mejor malo conocido*. Ni
satisfago a los opositores del procedimiento que, entre fanáticos e ilusos,
creen consagrarse como mártires por estar dispuestos a fracasar combatiendo
a la reelección, sin manchar sus ¿ideales? Digan que es una contradicción.
¿Acaso no es *la contradicción el duende que asusta a las mentes chicas*…?

Emerson *dixit*. Aprendimos quienes fuimos a la escuela que -en política-
no se pueden resolver todas las contradicciones al mismo tiempo, y hay que
atender primero a *la contradicción principal*. Hoy la principal es JOH y
el continuismo de su facción despótica.

Y como no estamos dispuestos a irnos a las armas para sacarlo, cobardes que somos, la única vía para el cambio es la elección general y la única persona que puede derrotar a JOH
en elecciones generales es Mel. Urge Mel hasta mañana. Y después… ya sabe.